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Ane Jing y Miren Yin ya tienen 'ama' y 'aita'

Javier Lafuente

Mila y Julen son una pareja vizcaína que hace seis años decidió que querían tener hijos. Hoy, Ane Jing, de tres años, corretea por el salón de casa, mientras su hermana, Miren Yin, de dos, pide una y otra vez a su padre una galleta. Siempre lo consigue. Son dos de muchas niñas chinas que han llegado a Euskadi en los últimos años. Lo "mejor" que les ha pasado a sus padres, aseguran.

¿Por qué China? Mila siempre había querido adoptar y conocía otros casos de personas que lo habían hecho en ese país asiático. "Sabíamos que era muy seguro, muy fiable y que se respetan los plazos", comenta. Su decisión chocó, sin embargo, con el avance de la gripe asiática, que obligó a China a frenar las adopciones de niñas. No les importó. Sin prisa, pero sin pausa. "Lo peor que te puede ocurrir es que seas impaciente", añaden ambos.

Por todo ello, desde que rellenaron el primer papel de la solicitud de adopción hasta que les entregaron a Ane Jing pasaron dos años. Lo normal suele ser año y medio. Durante ese tiempo, rellenaron infinidad de documentos, recibieron el visto bueno de una asistente social y pasaron una entrevista con una psicóloga. "Después de superar aquello no tenemos miedo ni a los periodistas", aseguran entre risas.

Bromas aparte, Mila y Julen agradecen la disposición y la ayuda de los trabajadores sociales de la Diputación de Vizcaya. A la hora de adoptar decidieron "ir por libre", es decir, no dependender de ninguna agencia. "Sabíamos desde un primer momento que queríamos hacerlo por nuestra cuenta, vivir todo el proceso nosotros mismos", recuerdan.

Ambos tienen aún muy presentes los nervios de su primer viaje a China. Lo gestionaron a través de la asociación catalana AFAC (www.afac.info), auténtico salvavidas para las personas que deciden adoptar en España. "Fue llegar al hotel, dejar las maletas, y decir que nos daban la niña", recuerdan. Ane tenía ocho meses y ni siquiera sabía andar. Al poco rato de estar con sus padres, la pequeña empezó a gatear en la habitación del hotel en busca de una lata de Coca-Cola. Mila muestra orgullosa las fotos de aquel momento.

Con Ane ya en casa, iniciaron los trámites para adoptar a Miren, mucho más sencillos, porque ya contaban con el certificado de idoneidad y el visto bueno de las autoridades de aquel país.

La adaptación de las dos niñas ha sido muy buena, aunque, como cualquier pareja de hermanos, han tenido sus encontronazos. "Aunque sólo tenga dos años, Miren tiene mucha personalidad y le gusta marcar su territorio. Hay veces que sólo quiere tener a su madre para ella sola", cuenta Mila. A ella y a su marido se les cae la baba mientras juegan con sus hijas, dos niñas, dicen, "que son supervivientes y que han visto que tienen ama y aita".

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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