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Guerra en Oriente Próximo

Hezbolá contraataca con el lanzamiento de misiles a sólo 30 kilómetros de Tel Aviv

Israel busca completar hoy una franja de seguridad de 15 kilómetros en el sur de Líbano

Cuanto más avanza por tierra el Ejército israelí en el sur de Líbano y más devastadores son los bombardeos sobre Beirut, más contundente es la réplica de Hezbolá. La milicia chií lanzó ayer tres misiles que impactaron en las cercanías de la ciudad mediterránea de Hadera, a 80 kilómetros de la frontera norte de Israel. Es un desafío de enorme magnitud que acarreará una durísima represalia de unas Fuerzas Armadas hebreas que pretenden completar hoy una zona de seguridad de 15 kilómetros en la región meridional del país árabe. La resistencia que encaran es feroz.

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La cifra de muertos, conocida con nombres y apellidos en Israel -casi anónima en Líbano- se eleva día a día. Entre uniformados y civiles son ya 74 las personas que han perdido la vida desde que el 12 de julio un comando de Hezbolá capturara a dos soldados judíos.

Rondan el millar en Líbano mientras el Ejército israelí pisa a fondo el acelerador. Unos 10.000 soldados hebreos luchan en el sur del país árabe para expulsar a los aguerridos milicianos chiíes a 15 kilómetros al norte de la frontera. "Esperamos conseguirlo en 24 horas", aseguran mandos militares, que no descartan expandir esa franja hasta el río Litani, a 30 kilómetros, e incluso más allá. "Llegaremos hasta donde haga falta", afirman.

Si el Estado Mayor israelí está cumpliendo paulatinamente sus planes, el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, también cumple su palabra. Amenazó el jueves con alcanzar puntos cada vez más lejanos en el sur de Israel, y la milicia chií disparó tres proyectiles de medio alcance que aterrizaron en áreas abiertas adyacentes a Hadera, a 30 kilómetros al norte de Tel Aviv, en el corazón del Estado judío. Nadie resultó herido, pero cada día son más los israelíes amenazados por el fuego de Hezbolá. Un hecho incontrovertible con gravísimos efectos económicos y psicológicos.

Los esfuerzos del Ejército israelí para frenar los disparos de cohetes Katiusha sobre el norte del país han fracasado hasta la fecha. Más de 200 impactaron ayer. Alrededor de 600 desde el pasado miércoles, cuando el primer ministro, Ehud Olmert, declaró que Hezbolá "está completamente desmantelada". Alguno de los proyectiles alcanzó la ciudad de Kuneitra, en territorio sirio y próxima a una importante base de Naciones Unidas que vigila la frontera entre Israel y Siria.

El jueves fue la jornada más negra para Israel desde el comienzo de la guerra contra el partido-guerrilla islamista. Ocho personas murieron por impacto de cohetes en el norte del país y cuatro soldados perecieron en el campo de batalla. Peleaban los uniformados desde sus carros de combate Merkava, el arma más preciada del Tsahal [Ejército israelí], cuando fueron alcanzados por misiles anti-tanque.

La resistencia de Hezbolá es tremenda. Ayer fallecieron al menos tres militares israelíes. Y también tres civiles que fueron alcanzados por katiushas. "Se han confirmado tres muertos, un druso y dos árabes-israelíes. Es viernes [jornada sagrada de los musulmanes], un buen día para morir", espetó carente de sensibilidad un portavoz de la oficina del primer ministro a un grupo de periodistas en Kiryat Shmona. Porque las víctimas -Manal Azzam, una mujer de 27 años, y dos hombres que comían en un restaurante- son ciudadanos israelíes.

Despliegue militar

Sabedores de que las complicadas negociaciones diplomáticas en Naciones Unidas para el alto el fuego requieren un tiempo que no es ilimitado, las Fuerzas Armadas israelíes se aplican con toda su potencia para conseguir sus objetivos. Lo explicaba Zvika Golan, portavoz del Comando Norte, la noche del jueves: "Nos gustaría tener bajo control el sábado los 15 kilómetros de zona de seguridad. Ya lo hacemos en una zona de entre uno y siete kilómetros y hemos tomado 20 pueblos. Pero creo que serán necesarias dos brigadas más". Ya están desplegadas entre seis y siete brigadas de 900 soldados cada una. En un recorrido por las carreteras lindantes con la frontera, se observaban decenas de carros, cientos de piezas artillería e incontables uniformados. Todavía ayer se enfrentaban los militares israelíes a los milicianos en Bint Yebel, principal bastión de Hezbolá en el sur de Líbano, cuya caída fue anunciada por mandos hebreos hace casi dos semanas.

El coronel Guil, al mando de la Brigada Yiftah, acantonada a escasa distancia de Bint Yebel, admitía: "Hay lugares que no hemos logrado limpiar de terroristas, y por eso seguimos luchando cerca de la frontera. Los de Hezbolá son combatientes muy serios y avanzamos lentamente para evitar bajas". Afrontan a una guerrilla que ha dispuesto de seis años para horadar bajo tierra los escondrijos desde los que sorprenden, en grupos de seis o siete, a los militares israelíes. Y que apenas reparan en arriesgar sus vidas.

Por otro lado, tres palestinos, dos de ellos menores de edad, murieron anoche en dos ataques de la aviación de Israel sobre Rafá, al sur de la franja de Gaza. En la primera incursión murieron dos hermanos adolescentes, y el segundo ataque mató a un militante de Yihad Islámica.

Soldados israelíes disparan desde una posición situada cerca de la frontera de Líbano, en el norte de Israel.
Soldados israelíes disparan desde una posición situada cerca de la frontera de Líbano, en el norte de Israel.ASSOCIATED PRESS

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