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La tramontana aviva en el Alt Empordà un segundo incendio que arrasa 260 hectáreas

El fuego de Sant Climent Sescebes quedó controlado pasadas las diez de la noche

Mientras 25 equipos de bomberos trabajaban aún en la contención del incendio declarado el jueves por la tarde en Sant Climent Sescebes, un nuevo fuego hacía aparición ayer a menos de 20 kilómetros al suroeste, en la misma comarca del Alt Empordà, entre los términos municipales de Terrades y Cistella. Para hacer frente a las llamas fue necesario un despliegue aún más amplio que el del día antes: 70 vehículos terrestres y 15 aéreos (entre ellos dos hidroaviones provenientes de Zaragoza), y la colaboración de una docena de asociaciones de defensa forestal.

Si el fuego del jueves había avanzado en forma de mosaico y arrasado mayoritariamente campos de cultivo, el de ayer avanzaba de forma lineal, quemando sobre todo masa forestal. La nota en común, la tramontana, la mejor aliada del fuego.

Al cierre de esta edición, habían ardido 170 hectáreas de bosque, 50 de arbustos y 40 de campos de cultivo: casi 260 hectáreas carbonizadas. Un total de 33 vecinos de Cistella fueron evacuados, pero pudieron regresar a sus casas hacia las nueve de la noche. Dos bomberos fueron hospitalizados con heridas leves. El incendio de Sant Climent fue finalmente controlado pasadas las diez de la noche.

Un aviso de incendio forestal fue recibido por los bomberos sobre las 14.25 horas. Se había iniciado un fuego en el lado oeste de la carretera local GIV-5102, en un lugar identificado por una vecina de Cistella como la masía de Mercader, de la pequeña urbanización de Vilarig. Este punto está situado a dos kilómetros escasos del núcleo de Cistella y después de la experiencia del día antes en Sant Climent, cuando las llamas penetraron en el pueblo, los bomberos decidieron desalojar a 33 vecinos de Cistella y empezar a adecuar el local social El Trull para que pudieran pasar la noche en él. Las llamas, en efecto, descendieron rápidamente hacia el sureste, empujadas por la tramontana, pero afortunadamente no llegaron a entrar en el núcleo de Cistella y ningún vecino tuvo que dormir fuera de casa. Los perjuicios causados en las fincas rurales de la zona fueron de poca consideración. No fue necesario desalojar ninguna granja y el único daño material se limitó a la quema de un cobertizo, un pajar y algunos neumáticos de una granja de Cistella.

Bomberos heridos

Como también sucedió el día antes, la línea eléctrica de la zona se vio afectada por las llamas y quedaron sin suministro durante unas horas unos 600 usuarios. Dos bomberos sufrieron heridas leves; uno de ellos fue trasladado al hospital de Figueres para ser tratado de un esguince en el tobillo, y el otro, al hospital de Palamós, dotado de cámara hiperbárica, donde recibió tratamiento por intoxicación por humo. En su última comparecencia ante los medios de comunicación, la consejera de Interior, Montserrat Tura, aseguró que se había logrado el principal objetivo: evitar que las llamas alcanzasen el pueblo de Vilanant, y aseguró que el incendio se podía dar por estabilizado en un 98%. Quedaba sólo controlar la riera de Seguillà (o Rec de Cistella), de difícil acceso, pero se confiaba en lograrlo hacia la medianoche.

El origen de este nuevo incendio, explicó Tura, podría deberse a la acción humana, quizá una colilla, ya que se inició en el margen de una carretera.

Por otra parte, el fuego iniciado el jueves en Sant Climent se mantuvo a lo largo del día de ayer estable y consiguió darse por controlado a las 21.34h, después de ser remojado por los Bomberos durante toda la noche del jueves y todo el viernes. Los agentes rurales cifran en 294,5 las hectáreas quemadas, de las que sólo 36 son forestales y el resto agrícolas. Medio Ambiente corroboró que el origen del fuego fue una chispa producida por una máquina de desbrozar que realizaba tareas agrícolas en un campo de olivos.

El riesgo extremo de incendios en el Alt Empordà hizo aconsejable el martes prohibir el acceso motorizado al parque natural del Cap de Creus. Situada en el segundo puesto de peligrosidad, con un riesgo muy alto de incendio, la comarca del Baix Empordà ha tomado una decisión similar con respecto al macizo del Montgrí. Desde hoy, quien intente acceder con un vehículo de motor a la montaña encontrará los accesos cerrados con un cartel explicativo de los motivos. El alcalde de Torroella de Montgrí, Carles Negre, ha recordado que éste es el tercer año consecutivo que se toma la misma medida para contrarrestar los efectos de la sequía, el fuerte viento y el elevado grado de humedad. En la comarca del Baix Empordà, también está cerrado el acceso a la Cala Estreta de Palamós desde el mes de junio.

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