Habla la sangre, la nieve hiela
Cuando Sansa fue asesinado en julio de 1995, hacía unos meses que una sentencia judicial había determinado que él, de nombre Josep Montané, era el propietario único de la montaña de Tor, un lugar que en los meses de frío es la boca misma del invierno. Tor es un pueblo del Pirineo leridano y allí, quince años antes y también en julio, hubo otras dos muertes violentas.
La absolución de los que fueron acusados del asesinato de Sansa: Josep Mont, natural de la Seu, y la brasileña Marli Pinto, junto a una resolución de la Audiencia de Lleida declarando comunal la montaña, lo que suponía nuevos pleitos entre las familias que desde hacía dos siglos ejercían de condueños de la montaña, llevó a TV-3 a realizar un reportaje. El periodista Carles Porta fue el encargado de contar una historia que comenzó en 1896, que ocupa un territorio de 2.300 hectáreas y que concierne a 13 familias. Sí, el trabajo era un marrón, pero el periodista al aventurarse en la historia la fue descubriendo inquietante y continuó en ella, más allá del reportaje encargado.
TOR, LA MONTAÑA MALDITA / TOR. TRETZE CASES Y TRES MORTS
Carles Porta
Traducción castellana
de Xavier Theros
y Núria Pujol
Anagrama / La Campana Barcelona, 2006
364 y 420 páginas. 20 euros
En Tor, la montaña maldi
ta, Carles Porta (Vila-sana, Lleida, 1963) desvela la trama de una tragedia, y lo hace de manera directa y sencilla: muestra el trabajo y sus descubrimientos, informa, enseña documentos, avanza en la historia y formula sus antecedentes, al tiempo que va comentando los pasos que da.
Es un excelente trabajo
periodístico. Pero en esta narración también habla la sangre y la nieve hiela, y están los gusanos en el cuerpo podrido de Sansa y en los diálogos reconstruidos van creciendo personajes de enjundia. Así, mediante secuencias que se reivindican en estampas de gran fuerza, Porta hace crónica de los movimientos de unos protagonistas que se mueven en una historia cargada de odio, revanchas, aislamiento y turbulentos silencios.
Además, están las voces. La voz seca y grave de Palanca, uno de los caciques de Tor y personaje de gran madurez narrativa, la voz amenazante del contrabandista Batallé, la cordial del sargento Yanes, la del pastor Gil José, a quien un informe psiquiátrico le negó la "capacidad de fabular" y también las voces de las mujeres, con esa imagen iluminada por una mezcla de luz fría y amarilla mientras a tientas se van abriendo las casas para ventilarlas. Mujeres que hablan y que estaban en Tor cuando asesinaron a Josep Montané, Sansa.
Porta recrea y crea, y conquista y atrapa a quien lee, con información, con su manera austera de contar, con una habilidad nada pretenciosa ligada al buen periodismo, que es también a la mejor literatura, y esta lectora no puede sino agradecer que le hayan ofrecido una historia fascinante contada de manera ejemplar. Sólo una pregunta: ¿alguna vez sabremos quién mató a Sansa?
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