La matanza de 27 niños en Líbano desata la ira mundial contra Israel

El conflicto que enfrenta desde hace casi tres semanas a Israel y a la milicia chií de Hezbolá alcanzó ayer un nuevo umbral de brutalidad. El bombardeo nocturno e inmisericorde de la aviación israelí durante dos horas sobre la localidad libanesa de Qana acabó con la vida de más de 50 civiles, entre ellos 30 niños. Para hacer la tragedia más cruel, 15 menores eran discapacitados. La matanza sorprendió a la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, en Israel, que por primera vez habló de la necesidad de un alto el fuego. La muerte de inocentes provocó la condena internacional y una ola de cólera en el mundo islámico.

El Ejército israelí justificó el ataque porque, según aseguró uno de sus portavoces, Hezbolá lanzaba cohetes desde Qana sobre poblaciones del norte del país. El Gobierno que dirige Ehud Olmert advirtió de que la campaña de bombardeos continuará entre 10 y 15 días, hasta lograr sus objetivos. La matanza de civiles alteró también los planes de Rice. Su visita a Líbano, donde tenía previsto reunirse con el primer ministro, Fuad Siniora, fue inmediatamente cancelada a instancias del Gobierno de Beirut. Siniora denunció, en una intervención por televisión, "a los criminales de guerra israelíes", y agradeció los "sacrificios" de Hezbolá en su guerra contra Israel. Además exigió una investigación internacional sobre el bombardeo de Qana.

La indignación por la matanza llevó a miles de libaneses a asaltar la sede de la ONU en Beirut y a manifestarse contra Israel y EE UU bajo el lema "Todos estamos con Hezbolá". La condena internacional fue generalizada tanto en Europa como en el mundo árabe y musulmán.