El abrazo de las madres fue inútil
La protección materna no salvó la vida de los niños de Qana
Algunas mujeres abrazaron a sus hijos para protegerles de la muerte. Pero esta última protección irrisoria no bastó a los niños de Qana, este pueblo del sur de Líbano en el que un bombardeo israelí ya mató, hace 10 años, a un centenar de civiles. Ayer hubo 54 muertos, de los que al menos 27 eran críos.
Vestidas con pantalones de pijama floreados, las madres yacían sin vida en el suelo con los ojos abiertos, una expresión de terror, y con sus brazos apretando a sus hijos hasta asfixiarlos. En el edificio, recién construido, en la ladera de la colina sólo queda en pie un tercer piso en un equilibrio precario.
El propietario, un empresario tabacalero, lo mandó construir con un sótano. Allí se refugiaron los vecinos y una quincena de minusválidos, mentales y físicos. En total, 63 personas. Sólo ocho adultos salvaron la vida.
"Me encontré a las mujeres, en posición fetal, pegadas contra la pared, convencidas de que el muro las protegería, pero sucedió lo contrario", explica entre sollozos Naim Rakka, jefe del equipo de Protección Civil que dirigía el rescate. "Su decisión resultó ser fatal", prosigue, "porque el muro se cayó sobre ellas". Los socorristas carecían de instrumentos y trabajaban con sus manos desnudas para extraer los cuerpos sin vida de los escombros polvorientos. Los niños, en pijama, eran tapados con mantas y trasladados a una casa adyacente.
Mientras los socorristas se afanaban en el pueblo, en el que una decena de edificios habían sido destruidos de noche, la aviación israelí seguía bombardeando los alrededores de Qana.
"¡Bush toma su whisky y cuenta los muertos!", gritaba histérico un aldeano que había perdido a varios familiares.
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