"No hay recursos específicos para niños que han vivido el maltrato"
No tiene todos los remedios, pero sí información sobre los recursos de las administraciones para hacer frente al desamparo económico, psicológico, laboral o familiar en el que se encuentra una mujer víctima de violencia. Pilar Gil Cabedo (38 años), es licenciada en Derecho y hace cinco años se incorporó en Valencia a la Fundación de Atención a las Víctimas del Delito, encargada de las oficinas de información a mujeres maltratadas en los juzgados de violencia doméstica. Comprometida con las víctimas, no pierde oportunidad para exigir más y mejor.
Pregunta. ¿Qué tienen en común las víctimas de maltrato?
Respuesta. No hay tipología de víctimas. Hay características que pueden coincidir en la mayoría. Una de ellas es psicológica: la mayoría de mujeres que vienen tienen problemas de dependencia emocional, secuelas, ansiedad, muchísimo miedo, bloqueos a nivel psicológico, desorientación generalizada hacia todas las facetas de la vida. Aquí vienen mujeres con carreras, mujeres extranjeras, mayores, que trabajan, que no trabajan, con hijos, abuelitas...
P. ¿La ley contra la violencia doméstica responde a las situaciones que viven las víctimas?
R. La ley necesita un rodaje de bastante más tiempo. ¿Qué me dicen las mujeres? Del tema judicial quedan muy contentas, la gente que trabaja en este juzgado está muy preparada, se les trata con muchísimo cariño. En lo asistencial, quizás habría que trabajar más. Las ayudas económicas son escasas. Y deberíamos estar intercomunicados todos. Muchas veces desconozco si una determinada Administración ha sacado algún recurso que pueda utilizar. Me enteré de que había viviendas en alquiler para víctimas por un recorte de prensa.
P. ¿La falta de recursos favorece la retirada de denuncias?
R. Ninguna mujer me ha dicho que eso influya. Las personas retiran la denuncia porque no tienen madura la idea, porque tienen una dependencia emocional muy fuerte o sus circunstancias sociofamiliares y económicas dependen del agresor y no se ven con fuerza.
P. ¿Qué riesgo se asume cuando no hay respuesta?
R. El riesgo en esos casos es que a esa persona le pueda pasar algo porque vuelva con el agresor. Hay situaciones límite. Pero no generalizaría, porque hay gente que con 350 euros ve la luz. Y hay veces que todos los recursos que necesita una persona no los tenemos ni de casualidad.
P. ¿Cómo interpreta el fallo del Tribunal Supremo que ampara el derecho de la víctima a volver con el agresor a pesar de una orden de protección?
R. Hay muchos factores que pueden hacer que la persona vuelva para atrás. Algunos son controlables, otros no. La ley se modificará. No se puede no tener en cuenta un proceso psicológico, emocional. ¿Sabe lo que es para una persona romper con su pareja, que te deje con hijos, que la persona en la que más confiabas te ha pegado, te hace promesas, y los niños te piden que vuelvas con papá, intentas buscar trabajo y no sale? Entra dentro de lo normal que esta persona, ni alejamiento ni nada, vuelva con él. Se tenía que haber tenido en cuenta, ahora se ven los problemas.
P. Ha habido dos casos en Valencia, ¿se hizo todo lo posible?
R. En los dos casos se actuó bien. Eran casos intervenidos, uno de ellos desde hacía mucho tiempo y hasta en otra comunidad autónoma. Eso nos demuestra que hay una parte del problema que no podemos controlar por muchos recursos que pongamos. Hay casos en los que hemos decidido actuar de oficio porque la víctima está cerrada, con lesiones graves, con una historia interminable de maltrato. ¿Qué podemos hacer? ¿La recluimos, la incapacitamos? Llegamos a la libertad o no libertad.
P. ¿Incapacita la dependencia emocional?
R. ¡Uff! Me he atrevido a plantearlo para intentar el internamiento involuntario de una persona que está yendo continuamente al agresor y con unas circunstancias físicas de salud muy malas. Creo que, por educación, casi todas las mujeres tenemos algo de dependencia emocional. Los cuentos de Disney, el príncipe azul, que llega y ya eres feliz. Las mujeres somos emocionalmente diferentes a los hombres. La dependencia emocional es entender que sólo puedes ser feliz al lado de un señor a costa de muchas cosas fundamentales, como tu libertad, tu alegría, tu independencia física. Los psicólogos hablan incluso de un síndrome de la dependencia emocional. Se trata de reflexionar. ¿Merece la pena pasar por eso? La respuesta es siempre no. En los casos más fuertes, sobre todo desde Fiscalía, con quienes tenemos una línea de colaboración muy fuerte, nos planteamos qué se puede hacer de oficio.
P. ¿Qué pasa con los hijos de una víctima de violencia?
R. Ese es un tema muy preocupante para mí. Atendí a una señora que no paraba de llorar porque se dejaba los niños con el agresor. La manipulación que él había ejercido sobre ella era increíble. No existen recursos específicos para niños que han presenciado o vivido episodios de maltrato. Tenemos un caso en el que aún interviniendo, el menor ha resultado ser un maltratador. Los estudios dicen que los niños que han presenciado o vivido maltrato pueden ser maltratadores y las niñas, en el mismo supuesto, víctimas. He hablado con muchas mujeres que reproducen el patrón de víctima de maltrato que vivieron de pequeñas. No hay un recurso específico para tratar el problema concreto de los niños. Hay que educar en nuevos cánones de felicidad.
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