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Viviendas protegidas 'flexibles'

Diego Garteiz y sus compañeros trabajan en China en una sorpresa continua. Llaman la atención hasta las cuestiones más anecdóticas, como la manera de levantar las casas. En este país la estructura y las paredes de los inmuebles se construyen al mismo tiempo. "Es decir, que el edificio crece completo desde los cimientos. Se trata de una solución más compleja y arriesgada, pero más rápida", explica el arquitecto.

Además, la normativa es muy diferente a la de países occidenteales como España: la distancia entre los edificios viene fijada por el sol, por lo que en función de la altura de los edificios la separación entre estos deberá ser mayor o menor. Cosas del feng sui, cuyos principios rigen todo el proceso constructivo.

El arquitecto de Getxo está sorprendido con la flexibilidad y las posibilidades que ofrece la legislación del gigante asiático en cuanto a viviendas protegidas. Se fijan medidas mínimas, pero nunca máximas, por lo que una vivienda protegida puede perfectamente ser de un total de 160 metros cuadrados. Y la normativa incluye apuntes atractivos, según Garteiz. En esas viviendas, todas las habitaciones tienen que ser exteriores, así como la cocina y al menos el baño principal, lo que prácticamente obliga a realizar unas distribuciones donde uno se olvida de los patios interiores".

Medidas lógicas

Y es el Gobierno el que establece el precio de las viviendas, en función de parámetros como la localización y precio del suelo, la calidad de la construcción, los gastos de construcción y de urbanización, o el beneficio que debe obtener el promotor. "Muchas de estas medidas me parecen tremendamente lógicas y de gran sentido común", apunta Garteiz. "Es una forma de que se promuevan gran cantidad de viviendas de protección oficial, con calidades acordes a la zona en la que se está actuando y cubriendo además las necesidades de los ciudadanos a los que están dirigidas. Todo ello sin obligar a aumentar las cargas de las viviendas libres", resume el arquitecto getxotarra.

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