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Reportaje:

Congo vota por primera vez en 46 años

El gigantesco país africano celebra elecciones libres tras su independencia de Bélgica en 1960

Cientos de chavales avanzan saltando, bailando y gritando: "Kabila eres un mentiroso, Bemba te va a ganar". Ocupan toda la carretera y se aproximan en dirección al taxi destartalado que transporta un viajero blanco. El taxista pide que el extranjero suba la ventanilla. Joseph Kabila es, a sus 35 años, y desde 2001 la máxima autoridad de la República Democrática de Congo. En 2003, Kabila consiguió que varios de sus principales enemigos dejasen las armas y se unieran a un Gobierno de coalición. Uno de ellos era el guerrillero Jean-Pierre Bemba, actual vicepresidente del país. Kabila les había prometido celebrar elecciones y hoy se abrirán las urnas. Entonces, ¿a qué viene esa violencia de los seguidores de Bemba?

El 75% de la población congoleña vive con menos de un dólar al día
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Por primera vez, desde la independencia de la nación, es decir, desde hace 46 años, la República Democrática de Congo celebra hoy sus primeras elecciones presidenciales y legislativas. En las calles de Kinshasa, la capital, un inmenso territorio de chabolas, palmeras, polvo y edificios cochambrosos donde habitan entre 8 y 11 millones de personas, se respira aires de liberad. Atrás quedaron los 32 años de dictadura de Mobutu Sese Seko (1965-1997). Atrás van quedando también las dos guerras civiles (1996-1997 y 1998-2003) que segaron la vida de más de tres millones de personas y pasaron a la historia del siglo XX como uno de los conflictos más mortíferos después de la II Guerra Mundial. Si todo sale bien, dentro de no más de tres semanas se conocerá el resultado y este inmenso país de 56 millones de habitantes habrá dado un paso gigantesco hacia la paz.

El 75% de la población vive con menos de un dólar al día. Lo cual no impide que un taxista cobre 50 dólares por la carrera de 40 kilómetros desde el aeropuerto al Grand Hotel. Y que el Grand Hotel cobre más de 150 dólares por noche. Pero esa no es la razón por la que un grupo de cientos de adolescentes partidarios del vicepresidente Bemba golpee el taxi que transportaba el viernes a un blanco. Este país, con inmensas minas de diamante, uranio, carbón, oro, cobre, estaño y coltán (metal básico en la fabricación de teléfonos móviles) está acostumbrado a los contrastes. Que el blanco sea rico no parece ser la única razón por la que otros seguidores de Bemba rompieron el jueves los cristales del coche en que viajaba un cooperante español y amenazaran a quemarle el vehículo.

¿Por qué atacan a los blancos? ¿Acaso Occidente no se está volcando en cuerpo y alma para incorporar al país a la democracia? A menudo, se ve por las calles algunos de los 17.000 cascos azules destacados en el país, la mayor fuerza jamás desplegada por Naciones Unidas en el mundo. ¿No basta con ese contingente para garantizar una transición pacífica? Pues para eso la Unión Europea ha enviado 2.000 soldados. Y si las cosas se pusieran realmente feas en la capital, ¿no sería necesaria una fuerza de intervención rápida? Pues ahí están desplegados en el aeropuerto de la capital 130 legionarios españoles que se quedarán en el país durante cuatro meses. ¿Qué más? ¿Hace falta dinero para registrar a 26 millones de votantes y transportar unas 1.800 toneladas de papeletas electorales con los nombres de 33 candidatos presidenciales y 9.700 candidatos a diputados pertenecientes a 269 partidos? ¿Dinero para repartir esas papeletas del tamaño de un periódico más grande que EL PAÍS entre más de 5.000 puestos electorales desperdigados en un territorio más extenso que media Europa y con sólo 500 kilómetros de carreteras asfaltadas? Pues para ese fin han servido los helicópteros de la ONU. Que no falte tampoco el dinero de Naciones Unidas y de la UE para retribuir a los 300.000 funcionarios electorales que se han desplazado en automóvil, bicicleta, barco o a pie. En algunos lugares los empleados públicos han tenido que cargar con generadores eléctricos y ordenadores a lo largo de 30 kilómetros. Todo ese dispositivo ha costado unos 500 millones de dólares (392 millones de euros), buena parte de los cuales provienen de las arcas europeas. Y eso sin contar el dinero que cada año destina la ONU a la República Democrática de Congo y que supone la mitad del presupuesto del país.

En caso de que ninguno de los 33 candidatos que concurren a las elecciones consiguiera alzarse con más de la mitad de los votos, los dos políticos que hayan conseguido más respaldo se enfrentarán en octubre en una segunda vuelta. Habrá muchas piedras en el camino. Pero si logran superarse, la República Democrática de Congo hará honor a su nombre. Y eso se habrá logrado en buena parte gracias a la ayuda de Occidente. ¿Entonces, por qué los seguidores del candidato Bemba atacan el taxi del viajero blanco?

La historia puede remontarse al año 1885, cuando el rey Leopoldo II de Bélgica se adueñó de lo que entonces denominó Estado Independiente del Congo como si fuera una finca suya. Pero la respuesta de los propios seguidores de Bemba es más esclarecedora: "Los occidentales están apoyando al actual presidente Kabila. Quieren que gane Kabila porque él está vendiendo el país a las multinacionales extranjeras", explica un vendedor del mercado Gambela, que dice llamarse Buluká.

Esa respuesta irá repitiéndose por todo Kinshasa. Mientras el vendedor habla se arremolina la gente a su alrededor y casi todos le dan la razón. "Ayer se demostró en Kinshasa quién va a ser el ganador si las elecciones son limpias", señala otro comerciante. Efectivamente, el jueves el candidato Bemba llegó al aeropuerto de Kinshasa y recorrió a pie junto a su esposa y durante cinco horas los 30 kilómetros que separan el aeropuerto del estadio donde iba a pronunciar el mitin. Lo siguieron 60.000 simpatizantes que paralizaron la ciudad. Al día siguiente, llegó Kabila con un fuerte despliegue de seguridad y no contó con más de 10.000 personas para escucharle.

"Pero la ciudad de Kinshasa no es todo el país", señala un informático congolés. "En el este del país", aclara un cooperante español miembro de una ONG, "la gente no quiere ni oír hablar de Bemba. Mientras que para las provincias de Katanga y Kivu, muy castigadas por las guerras, Kabila es el hombre que ha traído la paz", añade.

¿Se respetará al ganador cuando se conozca el resultado de las elecciones? "Por supuesto", indica un seguidor del presidente Kabila. "Claro que lo respetaremos, pero siempre que el ganador no sea Kabila", responde varios seguidores de Bemba.

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