La 'beatlemanía' tiene un precio
La primera guitarra de Paul McCartney, adquirida por medio millón de euros
Tenía un precio de salida de 100.000 libras esterlinas pero, tras una vigorosa puja en los estudios londinenses de Abbey Road, la primera guitarra acústica usada por Paul McCartney se vendió el viernes por 330.000 libras (unos 482.500 euros). El comprador es Craig Jackson, responsable de una empresa de Arizona (Estados Unidos) especializada en coches de coleccionistas, que se proclamó "un hombre extremadamente feliz".
Más feliz debió sentirse Ian James, el propietario de la guitarra. James conoció a Paul McCartney en el Instituto de Liverpool y se convirtieron en inseparables: vestidos con chaquetas blancas y peinados a lo Tony Curtis, los dos adolescentes salían a ligar. Según recuerda McCartney, no solían lograr su objetivo y terminaban volviendo a la casa de Ian, que contaba con tocadiscos y discos de rock and roll, verdaderos lujos en la Inglaterra de los años 50: "Cuando nos deprimíamos, escuchábamos algo de Elvis, Don't be cruel o All shook up, y en cinco minutos volvíamos a estar bien".
Ian James también poseía una guitarra Rex; con ella, enseñó a McCartney los primeros acordes, aunque este sufrió mucho por ser zurdo (hasta entonces, solo había tocado la trompeta). La guitarra de James -y sus lecciones- sirvieron para que, un día de verano de 1957, McCartney impresionara a un achispado John Lennon, hasta el punto de que terminó aceptándole como miembro de su grupo, The Quarry Men. Paul consiguió que su familia le comprara un instrumento marca Zenith, antes de graduarse en la guitarra eléctrica con una Rosetti que se deterioró y destrozó ritualmente en Hamburgo; pasó al piano hasta que, con la deserción de Sutcliffe, se estableció como bajista del grupo. Años después, Paul reconoció que, si tuviera que elegir un instrumento, se quedaría con la guitarra acústica.
Su amigo no pensó en desprenderse de la Rex hasta ahora, que va a jubilarse. Paul firmó una carta donde confirma que hizo sus primeros pinitos con la guitarra de James, aparte de fotografiarse con ella. Un gesto insólito ya que lleva años oponiéndose, con el respaldo de sus abogados, a que se hagan negocios con cualquier tipo de memorabilia suya, a veces negándose incluso a firmar autógrafos.
McCartney no ha hecho comentarios sobre la exorbitante cifra alcanzada por la guitarra, que ha debido masajearle el ego: en el 2004, una guitarra eléctrica Gibson SG, usada por Lennon y George Harrison, fue vendida por 430.000 euros en Nueva York. Aunque Paul tiene asuntos más delicados para enfrentarse: está divorciándose de su segunda esposa, Heather Mills, que ha solicitado una porción significativa de su patrimonio, estimado en 1.167 millones de euros.
La subasta del viernes, gestionada por la empresa especializada Cooper Owen, confirmó el exuberante momento del mercado de los recuerdos de estrellas del rock: aunque los instrumentos siguen siendo el principal objeto de deseo, unas gafas redondas de John Lennon alcanzaron los 44.000 euros, mientras que el último cuaderno de notas de Jim Morrison, con esbozos de poemas escritos en París, superó los 117.000 euros.
Babelia
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