La invasión botánica
Más de 180 especies vegetales exóticas amenazan los espacios naturales de Andalucía
Las especies invasoras se han convertido en elementos capaces de causar graves perjuicios ambientales y económicos, por lo que la atención a este fenómeno no ha dejado de crecer en los últimos años. En Andalucía, la presencia de animales o vegetales exóticos, procedentes de ecosistemas ajenos al territorio regional, ha obligado al establecimiento de diferentes estrategias de lucha que permitan reducir el impacto de esta invasión, acotar su extensión y prevenir futuras introducciones. En este empeño participan la Consejería de Medio Ambiente, universidades y centros de investigación, así como diferentes organizaciones no gubernamentales.
Por lo que se refiere al capítulo botánico, los muestreos realizados por los especialistas de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA) cifran en más de 180 las especies vegetales invasoras localizadas en territorios particularmente sensibles. Allí pueden alterar la composición de la flora autóctona, o bien causar evidentes alteraciones de tipo económico (afectando, como malas hierbas, a ciertos cultivos) o social (modificando, por ejemplo, la percepción de ciertos paisajes).
En una región tan humanizada como Andalucía, señalan los expertos, este tipo de colonización suele concentrarse en áreas muy humanizadas y también en las seminaturales, convirtiéndose en un problema añadido al de la degradación del territorio, la pérdida de hábitats y la desaparición de la cobertura vegetal silvestre.
En algunas zonas andaluzas ya degradadas, precisa un reciente informe de la RENPA, "se ha constatado que de cada 100 especies vegetales registradas 12 no corresponden al territorio, y en ciertas épocas del año estas especies exóticas pueden registrar valores de cobertura cercanos al 100%". Es decir, en momentos de máximo desarrollo las invasoras pueden desplazar, casi por completo, a las nativas.
La distribución espacial de este problema muestra una clara concentración en las áreas litorales, ya que Málaga, Almería y Granada concentran un buen número de vegetales exóticos. En este caso, estiman los botánicos, el clima actúa como una limitante menos severa para el asentamiento de organismos foráneos, lo que indica, al mismo tiempo, que estos territorios, costeros y cálidos, están más expuestos a futuras invasiones.
Desde el punto de vista ambiental, las especies invasoras que más preocupan son aquellas capaces de inhibir el crecimiento de las nativas en su entorno, al modificar el hábitat o dificultar la regeneración espontánea de la vegetación autóctona. A este grupo pertenecen la mimosa, el ailanto, el diente de león o el eucalipto rojo.
Con respecto al impacto económico, las especies exóticas más peligrosas son aquellas que, consideradas como malas hierbas, merman la rentabilidad de los cultivos. Algunas de las más comunes son el bledo, la vinagrera, el matacavero o la soja americana.
Las vías por las que estos vegetales han podido llegar a Andalucía desde ecosistemas remotos son muy variadas y, en algunos casos, operan desde hace siglos. Los jardines botánicos, sobre todo a partir del siglo XVIII, constituyeron una puerta de entrada, al igual que las semillas usadas para la producción de forraje o la cubierta de taludes e, incluso, las malas hierbas llegadas con ciertos cultivos.
Jardines originales
Las zonas ajardinadas, ya sean públicas o privadas, están experimentado un crecimiento vertiginoso en toda la región, asociadas a la expansión urbanística en zonas residenciales y de recreo, y al incremento de viviendas unifamiliares que suelen disponer de algún terreno libre.
Estas zonas verdes constituyen un perfecto caldo de cultivo para un buen número de especies exóticas que se ofertan, sin control alguno, en viveros comerciales. En definitiva, lo que pretenden muchos ciudadanos es lograr la máxima originalidad en sus jardines, sin saber las consecuencias que esto acarrea cuando se recurre a vegetales foráneos.
Los especialistas aseguran que la importancia de esta vía de introducción será cada vez mayor y que, incluso, puede originar situaciones delicadas si se recurre a especies que puedan adaptarse fácilmente a las condiciones ambientales que reinan en el sur de España. El auge de la xerojardinería, en la que priman aquellas variedades que requieren poca agua y un bajo mantenimiento, trae consigo el uso de especies exóticas capaces de sobrevivir a la acusada sequía estival en mejores condiciones que las especies nativas. Así ocurre, por ejemplo, con algunas acacias foráneas, como la de hoja azul, o con las pitas y chumberas de origen americano.
Al margen de diseñar campañas informativas en las que se desaconseje el uso ornamental de especies invasoras, la Consejería de Medio Ambiente estudia la posibilidad de prohibir este tipo de plantaciones en enclaves frágiles y en los espacios naturales protegidos.
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