El optimismo de Bernotat
El pasado 20 de junio, en medio de todo el fragor de la negociación, Bernotat visitó Madrid con una agenda muy cargada y sostuvo un encuentro con periodistas de información económica. Bernotat, que asistió con su equipo de confianza, no desveló en ningún momento, pese a los esfuerzos de los informadores, los objetivos escondidos de su llegada a la capital de España. Eso sí, se mostró muy seguro: "Nosotros estamos acostumbrados a conflictos como éste", dijo. Y añadió, sin ambages: "La Caixa [principal accionista de Gas Natural] no tiene potencia financiera para respondernos". La respuesta, de momento, sigue en silencio, mientras en la caja catalana dirimen otra batalla interna sobre la conveniencia de seguir en la pelea o retirarse sin ruido (comprando activos que le sobren a Endesa o no).
La misma seguridad debían de tener en el cuartel general de Düsseldorf, los responsables de E.ON, hasta el jueves. Sin embargo, esperaban que las exigencias fueran menores, en línea con lo tratado con Solchaga. Por eso E.ON, que anunció ayer que se reserva el derecho a tomar medidas legales, se encuentra en un momento delicado. "Lo que no va a hacer es retirarse. Bernotat tiene que seguir, si no, está muerto", expresaba tan gráficamente una fuente empresarial del sector.
En cualquier caso, la pelea hispanoalemana por la OPA sobre Endesa ha hecho aflorar un problema que no es nuevo. Es verdad que el sector energético es estratégico, y que eso permite que los países adopten medidas de protección nacional; pero también lo es que no pueden hacer lo que les venga en gana bajo esa excusa.
Episodios como éste hacen imprescindible que Europa tome cartas en el asunto para evitar que cada uno vaya por su lado. "Y, a lo mejor, le toca a España ahora", señala la fuente anterior. Otra verdad es que sólo España y el Reino Unido pueden presumir de tener un sector energético liberalizado.
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