La sintonía europea
Imaz, López Garrido, Méndez de Vigo, y Llamazares, debaten sobre las flaquezas, las bondades y los retos de la Unión
Chocan en cuestiones domésticas, pero cuando se despachan sobre Europa podrían hacerse pasar sin problemas por miembros de un mismo partido. El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, el portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López Garrido y el eurodiputado popular, Íñigo Méndez de Vigo, sostuvieron ayer en San Sebastián un discurso casi idéntico; generoso en loas con los logros del proyecto europeo -la consolidación de la paz, la democracia y la libertad-, y optimista sobre su futuro, pese al fracaso del tratado constitucional. Sólo el coordinador de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, el único que ayer vestía corbata, puso un contrapunto euroescéptico en la mesa redonda El ideal europeo: el estado de la cuestión, celebrada dentro del V Seminario Fernando Buesa en el marco de los Cursos de Verano de la UPV.
"Se ha perdido ilusión por la UE porque ya se han logrado los ideales por los que nació"
"El problema en Europa es que se ha perdido la ilusión", arrancó Méndez de Vigo. Los ideales que motivaron su creación, lo mismo la paz que la democracia, se han conseguido, forman parte de nuestras vidas, y, precisamente por eso, han dejado de ser "movilizadores". También han desaparecido los líderes políticos que conocieron la Segunda Guerra Mundial, antepusieron los intereses europeos a los nacionales y favorecieron el impulso europeísta, coincidió con Imaz. "Y ahora mismo la encrucijada es que la Unión Europea ha crecido mucho en lo económico, pero no tanto en lo político", añadió López Garrido.
En su opinión, "faltan instrumentos prácticos para poder llevarlo a cabo": básicamente el tratado constitucional, que fue rechazado por Francia y Holanda. Para Llamazares, sin embargo, no es un problema de falta de herramientas. "La crisis de la Unión es mucho más una crisis de orientación política", dijo.
La actualidad internacional planeó sobre todo el debate celebrado en el Palacio Miramar. Era un tema que ninguno de los ponentes podía obviar, y no lo hizo. Todos pusieron sobre la mesa el conflicto de El Líbano para evidenciar con él la debilidad de Europa; sus flaquezas como actor en el escenario mundial. "Si tuviéramos la Constitución, podríamos afrontar con más eficiencia crisis como ésta y cuestiones como la inmigración", dijo López Garrido. En esta situación se ha evidenciado "la impotencia europea", añadió Llamazares.
El diagnóstico que construyeron entre los cuatro fue un diagnóstico de luces y sombras.Es verdad que abundaron las reflexiones críticas, pero también que ninguno, ni siquiera el coordinador de Izquierda Unida, obvió los logros de esta entidad supranacional. "Europa como estrategia es una estrategia con éxito a lo largo de décadas", dijo. "Ha logrado la paz internacional" y hacer frente a la crisis del socialismo "casi como si la hubiera previsto". Ahora bien. En su opinión, carece de algo fundamental para conformar una entidad superior a los Estados: un sentimiento de ciudadanía.
Y en eso, en no haber logrado transmitir la idea de Europa, asumen todos su responsabilidad. "Con el Tratado Constitucional no hemos sabido trasladar una ilusión", dijo el eurodiputado popular. "Y la gente no lee los tratados, la gente vota por perfume". Tanto él como Imaz y López Garrido coinciden en la necesidad de visualizar hoy "el valor añadido de Europa" y evidenciar que las ventajas de las que se han beneficiado sus 25 miembros son hoy muy superiores a sus desventajas, lo mismo en lo económico que en lo social.
"Yo propongo celebrar el día de No Europa, para que la gente piense cómo sería su vida de nuevo con fronteras, con la necesidad de moverse con pasaporte, sin la estabilidad del euro", sugirió Méndez de Vigo. Para él, como para el presidente del PNV, uno de los problemas que ha contribuido a ahondar en el descrédito de la Unión es que los gobiernos, para eludir responsabilidades, han culpabilizado a Europa de todos los males, por ejemplo en cuestiones agrarias.
El reto radica ahora en diseñar un "proyecto socioeconómico común de máximos y mínimos para ser competitivos en este mundo globalizado", apuntó Josu Jon Imaz. "Hay que marcar las prioridades presupuestarias y crear ese alma europea", dijo, para añadir que confía en que este impasse sea provisional. Llamazares, la única voz discordante, abogó por que se aborde una "refundación de Europa más allá de maquillajes", sin "obcecarse en el Tratado Constitucional".
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