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Conductores del metro de Valencia se quejaron de estar presionados para cumplir los horarios

La última conversación del conductor del convoy accidentado revela que iba con retraso

Meses antes del accidente que el 3 de julio costó la vida a 43 personas, conductores del metro de Valencia se quejaron de la presión que sufrían por cumplir los horarios previstos. Un accidente en septiembre de 2005 con 40 heridos había hecho emerger anomalías. Los sindicatos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) se quejaron no sólo de la falta de balizas de frenado, sino también de una presión horaria "que podía actuar, en algún caso, en detrimento de la seguridad". La última conversación con el puesto de mando del conductor que descarriló revela que iba con retraso.

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La catástrofe de la estación de Jesús se debió "exclusivamente" al exceso de velocidad

El accidente ocurrido en la línea 1 del metro en la localidad de Picanya (Valencia) en septiembre de 2005, en el que resultaron heridas 40 personas, desató un intenso debate acerca de la seguridad del servicio. En las reuniones del comité de seguridad en la circulación celebrados tras el siniestro los sindicatos no sólo insistieron en la necesidad de sustituir el sistema de frenado automático puntual (FAP), implantado en la línea 1, por el más moderno ATP, sino que también salió a la luz la presión que soportan los maquinistas de Metrovalencia "para lograr circular a la hora". Esa situación podía "en algún caso ir en detrimento de la seguridad", advirtió el vocal del Sindicato Independiente Ferroviario (SIF), Javier Golf, en la reunión del 15 de septiembre del año pasado. Así consta en la documentación con la que trabaja la comisión de investigación que ha iniciado sus trabajos en las Cortes Valencianas para tratar de esclarecer las causas del accidente del pasado día 3.

El vocal del SIF planteó a renglón seguido en esa reunión de septiembre de 2005 que "las regulaciones referidas a la velocidad de los trenes (limitaciones, orden de señales, etcétera) deberían de revisarse para ajustarlas a la realidad de la conducción". La propia FGV, que explota el servicio, indicaba recientemente a los maquinistas de la línea 1, por medio de boletines, que redujeran la velocidad en las curvas de algunos tramos que no tienen señal de limitación.

Otro de los documentos que maneja la comisión parlamentaria revela que el conductor del tren que descarriló el pasado día 3 en la curva de entrada a la estación de Jesús, en su última comunicación con el puesto de mando de FGV a las 12.14 -una hora antes de la tragedia- apuntaba, según la transcripción de la conversación, que salía con retraso. "Salida a los 14 [minutos] y son los 16 ya", le dijo el maquinista al regulador, quien le dio la salida desde la estación de Llíria con un "vale, conforme".

Por otra parte, ayer empezaron las comparecencias ante la comisión de investigación del siniestro creada en las Cortes Valencianas. Los dos primeros comparecientes, el director general de Transportes, Vicente Dómine, y el jefe de la línea 1, Sebastián Argente, descargaron la responsabilidad del accidente en el maquinista al afirmar que la seguridad "radica en el estricto cumplimiento del reglamento de circulación"; que no hay ningún sistema "de riesgo cero" y que la "única hipótesis" que se baraja es "el exceso de velocidad".

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Ausencia de baliza

Dómine afirmó que "va a ser muy difícil que alguien comparezca en esta comisión diciendo que seguro que con una baliza ahí [antes de la curva que causó el siniestro] se hubiera evitado el accidente, porque ningún sistema de seguridad asegura la inexistencia de accidentes si no se cumple estrictamente el reglamento de circulación". En ese punto, los portavoces de la oposición le dieron la razón, aunque añadieron que eso sólo obedece al "veto" del PP a que técnicos independientes comparezcan en la comisión. El director general no respondió a la mayoría de preguntas del "interrogatorio" al que le sometió el socialista Andrés Perelló, quien, como Joan Antoni Oltra, de Esquerra Unida-L'Entesa, no consiguió que Dómine se pronunciara sobre si una baliza previa a las señales de limitación de velocidad podría haber evitado el accidente.

Por la tarde, en el centro de Valencia, entre 3.000 y 4.000 personas se manifestaron en favor de un transporte público de calidad y seguro. Participaron sindicatos, partidos políticos de izquierda y organizaciones vecinales.

José Vicente Dómine, director de Transportes de la Generalitat valenciana, en la comisión de investigación parlamentaria.
José Vicente Dómine, director de Transportes de la Generalitat valenciana, en la comisión de investigación parlamentaria.CARLES FRANCESC

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