Con Morrisey llegó un delirio color mostaza
En la segunda jornada del Festival de Benicàssim, Morrisey acudió casi puntual ante quienes llevaban dos años esperándole, después de la espantada de 2004. Con un enorme Oscar Wilde de fondo, apareció vestido con una desafiante camisa amarillo mostaza, que oscureció al mismo ritmo que sus movimientos y que, poco después, tiró al público con el consiguiente delirio de sus seguidores. Mientras, decenas de miles de personas coreaban, aún de día, su esperada salida al escenario verde del FIB. Una breve reverencia y Panique que, con su estribillo "Hung the dj", provocó el salto del público.
En cualquier caso, ayer, nada tenían que temer los seguidores del ex líder de The Smiths ya que, tras los problemas del primera día, la organización había colocado una doble protección para que, en ningún momento, hubiera peligro de avalancha.
The Pixies advirtieron de que el público hacía ceder la valla antipánico
Se cumplieron las expectativas en la primera jornada y tanto Pixies como Strokes atestaron la enorme explanada situada frente al Escenario Verde, convirtiéndose en los grupos con más apoyo popular del primer cartel de 2006. Ello fue en buena medida gracias a la nutrida concurrencia extranjera, que convierte Benicàssim en una especie de extensión de sus festivales, sólo que con más calor y el concurso añadido de otros grupos que en sus certámenes no tendrían cabida. Fueron los grupos españoles, que en esta primera jornada estuvieron muy bien representados por nombres como 12Twelve, Grande-Marlaska (antes Garzón) o Manta Ray, formaciones que en cierto sentido representan la vinculación con el espíritu aventurero y transgresor de un festival que ya se ha hecho simplemente enorme.
Tanto, que fue el propio Black Francis, líder de Pixies, quien mientras cantaba Monkey gone to heaven advirtió que la presión del público hacía ceder la valla antipánico. Se dirigió a Kim Deal, bajista con la que apenas mantiene relaciones, y el concierto se detuvo más de media hora. Solventado el problema, Pixies siguió mostrando que tiene canciones excelentes y poco espíritu para defenderlas, que su hambre de explicarse ya se ha colmado y que su conexión con los anhelos ya sólo se cifra en números. Esta falta de convencimiento y de empuje lastró a una banda que en tiempos fue enervante, aunque composiciones como Bone machine, I've been waiting for you, Wave of mutilation -tema con el que reiniciaron el concierto tras el susto de la valla-, Where is my mind o Here comes your man ayudaron a evocar, que era de lo que se trataba.
Entre los grupos españoles, destacaron los barceloneses 12twelve y su free-rock improvisado, feroz, físico y pasional. Se les notó disfrutar mientras descargaban con ferocidad las canciones de L'univers. Lograron incluso acallar a las chicharras, a aquella temprana hora de la tarde protagonistas de la música que más se oía en el recinto bajo un calor que ya viraba a rojo cangrejo la piel de los ingleses, en cuyos complementos no faltaba el orinal de cerveza.
Otro de los grupos que conectó con el riesgo que lo vio nacer hace 12 años fueron Manta Ray, una de las pocas bandas que ha pasado varias veces por el escenario principal. Cerraron cantando "todo el mundo contra la pared, todo el mundo quieto y sin hablar". La orden de una institutriz prusiana no hubiese tenido más éxito que este inicio del tema Por qué evadirse a otros mundos aún más pequeños, una declaración de principios.
Lo de Grande-Marlaska, hasta el viernes Garzón, no resulta tan físico pero recuerda al efecto de una cuchilla en una barra de mantequilla. También con fondo de chicharras, el trío madrileño mostró que se pueden tararear preguntas cuya respuesta precisa ser meditada. "¿Qué es lo que vigila tu libertad?, ¿qué es lo que nunca puede descansar?, ¿qué es lo que te quita tiempo de vida?...". Para el recuerdo de su concierto, la hermosísima Marcador y los comentarios tras la actuación en el sentido de que si Grande-Marlaska se pone en plan Garzón y les acusa de intromisión en su imagen hay disponible una abultada lista de nombres.
Y ya se verá dónde está la popularidad de The Strokes, grupo que vive de sudar estribillos. En un concierto no especialmente brillante soltaron unos cuantos, pero los temas de su tercer disco no están a la altura y la dinámica de la actuación se resintió.
Babelia
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