Montilla ensalza la obra de gobierno de Maragall y se compromete a continuarla

"Gracias por tu generosidad, Pasqual". Agradeciendo al presidente de la Generalitat que le haya pasado el testigo y ensalzando su obra de Gobierno, el primer secretario del PSC, José Montilla, aceptó ayer formalmente el reto de encabezar la candidatura socialista a la presidencia de la Generalitat. Reunido en Tarragona, el consejo nacional del partido avaló su candidatura con el 98,23% de los votos y le instó a continuar el proyecto de Pasqual Maragall, a lo que Montilla se comprometió. El actual presidente y el aspirante a sucederle evitaron cualquier reproche mutuo en sus discursos.

Ni una referencia a sus últimos encontronazos, ni a la prematura y, en opinión de muchos, forzada marcha de Pasqual Maragall. Y menos aún críticas por la última imposición del presidente a su partido: convocar elecciones el 1 de noviembre, día de Todos los Santos, sin consensuarlo con Montilla. Ayer tocaba cerrar filas, restañar heridas, aunar las dos almas del PSC y dejar claro a su gran rival, Artur Mas, que no piensan darle tregua.

A media mañana, a puerta cerrada, los 337 miembros del consejo nacional del PSC depositaron su voto en la urna: 331 a favor, 5 en blanco, y sólo 1 en contra. El presidente del máximo órgano decisorio entre congresos, Higini Clotas, fue el encargado de anunciar el resultado. Todo ello después de que Montilla escuchara a los dirigentes de las principales federaciones de su partido, la mayor parte de los cuales le instaron a continuar la labor comenzada por Pasqual Maragall.

Después llegó el baño de masas en el espectacular Palacio de Congresos de Tarragona ante 1.500 militantes. En su discurso, Montilla se esforzó en pasar página a sus desencuentros con Maragall, algo que hizo agradeciendo la "tozudez y generosidad" del actual presidente y elogiando su obra de gobierno, que se comprometió a culminar, tras repasarla detalladamente y felicitar, además, a buena parte de los consejeros socialistas presentes en el acto. "Ahora queremos más", añadió.

Maragall no ocultó su alegría ante tanto halago y respondió vaticinando que Montilla dará "una sorpresa" la noche electoral. Y sólo le hizo dos peticiones: la primera, que sea "digno de la herencia"; la segunda: "No cambies: sé como eres".

"Catalán de elección"

Todo ello después de un discurso en el que tanto Maragall como, sobre todo, Montilla hicieron constantes referencias al origen andaluz del candidato. Maragall, que en una ocasión se pasó al castellano para dirigirse a Montilla, volvió al catalán rápidamente tras espetarle: "Es que ya ni me sale hablarte en castellano". Y añadió que la victoria electoral de Montilla sería señal de que Cataluña "supera sus limitaciones mentales".

Montilla recogió el guante y se definió a sí mismo como como "un catalán de elección y de sentimientos" que quiere defender a "todos los catalanes". Y huyendo del tópico que persigue a tantos andaluces, admitió: "No soy la alegría de la huerta". Pero se mostró convencido de que convertirá en virtud la inexpresividad que no pocos le reprochan. "No me presento a un concurso de humoristas ni a un certamen para ver quién es el mejor peinado: quiero ser presidente de la Generalitat, y eso es algo muy serio".

No hubo promesas electorales, pero sí un esbozo de su proyecto político, que se basa en el desarrollo del Estatuto. "La construcción nacional ha sido el pilar de la política catalana durante mucho tiempo, pero ahora toca la construcción social". Una idea que, repetida en el debate a puerta cerrada, incluso le mereció el apoyo de Ágora Socialista, la corriente del partido más crítica con el catalanismo del PSC.