López Obrador eleva el tono al calificar de "pelele" a Calderón y de "traidor" a Fox
El perdedor de las elecciones mexicanas promueve protestas para deslegitimar el resultado
Andrés Manuel López Obrador ha dado carácter de cruzada a su campaña para revisar el escrutinio de las elecciones presidenciales del pasado 2 de julio, que dieron vencedor por un apretado margen a su rival del PAN, el conservador Felipe Calderón. El candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de izquierda, reunió el sábado a unos 200.000 simpatizantes en la plaza del Zócalo de la Ciudad de México, para presentar los dos ingredientes de su estrategia: impugnación del resultado ante el Tribunal Electoral Federal y movilización callejera como presión para un nuevo recuento.
López Obrador dedicó duros calificativos al presidente Vicente Fox, a quien llamó "traidor a la democracia" por su intervención en la campaña electoral "sin cuidar la investidura presidencial", y a su oponente, Felipe Calderón, a quien calificó de "pelele" de grupos de poder poderosos.
Desde las filas del conservador PAN (Partido Acción Nacional) replicaron que sólo responderían por vías legales, ante el Tribunal Electoral. César Nava, secretario general adjunto del partido oficialista, señaló que el candidato del PRD "está obnubilado" por la derrota.
"¡Voto por voto!", gritó una y otra vez la multitud que abarrotó el centro histórico de la capital mexicana, lugar predilecto de López Obrador para las concentraciones de masas desde su época de alcalde de la ciudad.
Arropado por la plana mayor de su partido y una nutrida representación de legisladores e intelectuales, el candidato del PRD anunció en la noche del sábado (madrugada del domingo en España) una campaña de movilizaciones para mantener viva la llama de la protesta contra lo que considera un fraude electoral. El propósito es ocupar pacíficamente las rutas y calles de todo el país a través de "una marcha nacional por la democracia" a partir del miércoles, desde todos los distritos electorales de México, para confluir en el Distrito Federal. El domingo próximo se prepara una gigantesca manifestación hasta la plaza del Zócalo, en la capital.
Después de una semana en la que mantuvo un tono comedido, López Obrador habló por primera vez ante sus seguidores de fraude, palabra de triste recuerdo de la época autoritaria del Partido Revolucionario Institucional (PRI). "Si les permitimos que se impongan mediante el fraude será una regresión", dijo.
Ayer, los abogados del PRD presentaron la impugnación de las elecciones ante el Tribunal Federal Electoral. No se conocen las pruebas concretas que avalan la denuncia, pero la palabra maldita estaba en boca de todos el pasado sábado en la plaza. "Pinche fraude", "Se busca, delincuente electoral" (con una foto de Fox), eran los carteles más visibles. El escritor Fernando del Paso, autor de obras como Noticias del Imperio, leyó un texto titulado Sí hubo fraude.
López Obrador aseguró que "si contamos voto por voto, sí se puede revertir el resultado del IFE [Instituto Federal Electoral]", e insistió en que ganó en tres de las cinco circunscripciones electorales del país y en 16 de los 32 Estados. Para la campaña de movilización callejera llamó a la formación de comités de difusión. Jesús Ortega, coordinador de campaña del PRD, pidió a los ciudadanos "que presenten pruebas y evidencias del fraude".
Si algo quedó meridianamente claro el sábado es la capacidad de López Obrador de movilizar a las masas, especialmente en su feudo del Distrito Federal. "Me arriesgué, como siempre, a hacer esta convocatoria apenas el jueves. No tenemos recursos. Miren la respuesta". México inicia una semana en la que todos los ojos estarán puestos en los siete magistrados del Tribunal Electoral, a quienes corresponde examinar los juicios de inconformidad presentados por el PRD con el fin de invalidar el resultado de los comicios.
En su estrategia, López Obrador demuestra que no tiene prisa para lograr un veredicto de la justicia electoral. Así lo explicó ante sus seguidores a la hora de proponer una serie de acciones para calentar la calle. El objetivo es conseguir el recuento voto a voto.
Quien hoy es el candidato derrotado en las urnas ya demostró hace un año su capacidad de resistencia en las carreras de fondo. Su batalla contra el desafuero es un buen ejemplo. Solo contra el presidente, la Corte Suprema y el Congreso de la Nación, López Obrador luchó durante meses y, en la recta final, convocó a su gente en una de las marchas más multitudinarias que se hayan visto en la capital mexicana y logró que la Fiscalía diera carpetazo al asunto.
"Hay tiempo, este movimiento va a ir creciendo cada vez más", anunció el sábado, antes de despedirse de sus fieles congregados en el Zócalo, y reclamó que nadie cante victoria, porque no está dicha la última palabra.
El ex presidente Echeverría recupera la libertad
El ex presidente mexicano Luis Echeverría (1970-1976) recuperó ayer la libertad después de cumplir nueve días de arresto domiciliario por orden de un juez, por el delito de genocidio, en relación con la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968. En aquella fecha, Echeverría, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), era secretario (ministro) de Gobernación. Un juzgado federal dictó ayer auto de libertad por considerar que el delito del que se acusa al ex presidente prescribió el año pasado.
Según explicó Juan Velásquez, abogado del acusado, la legislación aplicable al caso tiene una vigencia de 30 años, por lo que el caso prescribió el año pasado y no el 1 de diciembre como pretendía la Fiscalía, que, según dijo, se equivocó a la hora de contar los plazos. De todos modos, la acusación puede recurrir contra la orden de libertad a favor de Echeverría. Se trata del único proceso de los que hasta la fecha ha tramitado la Fiscalía para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado, en el que el ex presidente ha tenido que comparecer ante un juzgado y quedar sujeto a una resolución que le impuso la privación de libertad.
El proceso ha tenido varios vaivenes desde que en septiembre de 2005 la Fiscalía solicitó la detención de Echeverría por el delito de genocidio. Días más tarde, un juez de distrito denegó la petición y el caso llegó a la Corte Suprema. En enero de este año, el más alto tribunal se inhibió y lo remitió a un juzgado ordinario.
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