Ni el algodón ni Mayor Oreja
Resultó más descarado que previsible: Marcelino Oreja, en nombre del PP, no condenó lo que sí condenó, y ya era hora, el Parlamento Europeo, es decir, el golpe militar de Franco y su larga y sangrienta dictadura. Y Marcelino Oreja no engaña, ni el algodón y aun menos el esperpento polonés de la extrema derecha, que se puso de su parte, en una coincidencia significativa. Ni Mariano Rajoy siempre que pretende descalificar, en sus arrebatos decimonónicos, no hace si no aumentar la colección de sus propios epitafios políticos. Ni Vicente Rambla, portavoz de la Generalitat, que del trágico "accidente fortuito", según dijo de salida, pretende ahora soslayar las posibles responsabilidades del Ejecutivo cargándolas a cuenta de un "fallo humano", que ni tragan los sindicatos de los FGV, ni numerosos ciudadanos, ni, por supuesto, los partidos de la oposición. Antoni Such portavoz adjunto de los socialistas en las Cortes autonómicas, ha dicho que las manifestaciones de Rambla "le daban pena" y que el PP "trataba de escurrir el bulto"; en tanto Glòria Marcos, coordinadora de EU, ha criticado con toda firmeza la insistencia de los conservadores en atribuir la catástrofe ferroviaria a un error del maquinista, en un intento de rehuir sus responsabilidades y de no asumir la necesidad de modernización, para garantizar la seguridad de los usuarios del Metro y de todas las personas. Ayer y hoy, los populares andan de sacristanes y sacristanas de amén, después de un despilfarro que puede amortajarlos electoralmente hablando, si no espabilan y se apresuran a poner en claro tanta turbiedad acumulada. Desde Alicante, en estos días, sin duda, más próxima a Valencia, más condolida, el cronista, a pesar de tantos vaivenes, procura no quitarle el ojo a las peripecias de los socialistas de la agrupación local, que no consiguen celebrar la asamblea para elegir su dirección, y relevar así a la Gestora que preside el senador Antonio García Miralles. Es cierto que las distintas familias, tras mucho tiempo y trabajo, han elaborado una lista de integración, y cuyo secretario depende de la decisión de Joan Ignasi Pla. Pero en la reunión que mantuvo en Blanquerías, con García Miralles, tampoco descubrió quién iba a encabezar esa lista. De manera que la asamblea que había de celebrarse muy probablemente el sábado, 15, se aplaza sine die. Tras las correspondientes consultas e indagaciones, no se sabe cuándo se va a cerrar la prolongada crisis y cuál de los posibles candidatos ocupará la secretaría local. Lo que suene ha de sonar en lo que queda de julio o bien esperar a septiembre. Se barajan y se han barajado nombres: José Antonio Pina, Antonio Godoy, cercanos a Ángel Franco, según dicen, Agustín Jiménez, y, con más chance, a juicio de nuestras fuentes Manuel Bueno y Gaspar Hernández, sin olvidar a la candidata a la alcaldía, la actual subdelegada del Gobierno, Etelvina Andreu. "En cualquier caso, estatutariamente, la dirección local, quedara muy pronto postergada por el comité electoral". Ratzingers tiene Valencia.
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