Por senos, témpanos y ventisqueros
HAY REGIONES que se han convertido en imanes de atracción para viajeros, naturalistas, escritores y aventureros de todo tipo. La Patagonia es una de ellas. A Darwin -que exploró la Patagonia en su famoso periplo a bordo del Beagle- le subyugaron estas tierras. Compara las "tranquilas y elevadas pampas", más lozanas y fértiles, con las desoladas llanuras patagónicas, y escribe: "¿Por qué las pampas no me causaron igual impresión?". Y lo atribuye a que las llanuras de la Patagonia parecen no tener límites en su proyección hacia el futuro, como horizontes que se abren a la imaginación.
Las regiones meridionales de Argentina y Chile se mantuvieron como territorios exclusivamente indígenas hasta finales del siglo XIX. La exploración, conquista y colonización de la Patagonia fue un compendio de fracasos, desastres, frustraciones y, al final, de un choque desigual que acabó por exterminar a la mayor parte de los pueblos indígenas. Hay dos Patagonias bien distintas separadas por la cordillera de los Andes, muralla infranqueable de roca y de hielo que sirve de división fantasmagórica entre Argentina y Chile. La aridez de la Patagonia argentina se torna en un hiperhúmedo y exuberante paisaje en la vertiente chilena; la monótona estepa, en abrupto relieve que origina un intrincado laberinto de islas y canales.
Del Campo de Hielo Patagónico Sur fluyen gigantescos ventisqueros hacia los senos de la costa pacífica. En Chile y Argentina, los glaciares, icebergs y fiordos reciben, con mayor propiedad, los nombres de ventisqueros, témpanos y senos. Al recorrer estas regiones se tiene la convicción de que se trata de una de las zonas del mundo más salvajes y menos intervenidas por el hombre. Elevadas cumbres, frondosos bosques, interminables archipiélagos, multitud de confiadas aves, colonias de leones marinos, una malla indescifrable de canales. La curiosidad de la observación de la naturaleza se dispara.
Cerca de Puerto Natales existe una cueva donde a finales del siglo XIX se encontraron restos de piel y huesos de un extraño animal. La búsqueda de la cueva de los milodones motivó el memorable viaje que describe Bruce Chatwin en su libro En la Patagonia, cuyo éxito contribuyó a aumentar el mito patagónico.
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