Palas en alta definición
El pimpón, juego de moda del siglo XIX entre la sociedad victoriana, se convierte en deporte virtual de sofá
La historia de los videojuegos se puede decir que empezó con Pong, el famoso título de tenis en el que aparecían unas líneas a cada extremo de la oscura pantalla que hacían las veces de raqueta y una pelota, curiosamente cuadrada, que dejaba su blanquecino rastro mientras rebotaba de un lado a otro. Simplicidad necesaria al extremo que provocaba adicción en igual proporción.
Rockstar decide hacer un pequeño homenaje llevando el pimpón a Xbox 360, la consola más potente del mercado. La tecnología ya no es una barrera infranqueable, pero el reto era conseguir que además de entrar por los ojos la diversión no se viera entorpecida por la misma escenificación en tres dimensiones del deporte.
Título: 'Table Tennis'
Desarrolla: Rockstar
Distribuye: Take 2
Plataforma: Xbox 360
Género: Deportivo
Mayores de 3 años
Precio: 39 euros
Internet: www.rockstargames.com/tabletennis/
En un espacio reducido transcurren movimientos trepidantes de la bola y los jugadores, y es necesario ver toda la acción correctamente para poder devolver cada golpe. Un ancestro aparecido para ordenadores MSX en 1985 titulado Konami's Ping Pong resolvía gran parte del problema eliminando la figura de los jugadores, con lo que aparecían sólo dos fantasmagóricas palas flotando a cada lado de la mesa. Sin embargo, Rockstar ha conseguido cubrir todas las necesidades sin tomar medidas tan extremas.
Table Tennis es ante todo diversión. Su manejo es muy sencillo. Tanto, que dos personas pueden empezar un partido en menos de un minuto y disfrutar en los primeros puntos. Con la palanca izquierda se coloca al jugador y con cualquiera de los botones se golpea la pelota. Suficiente para lanzar los primeros servicios.
La experiencia permite descubrir que cada uno de los botones realiza un golpe distinto: liftado, corte, efecto a la derecha o a la izquierda, y que pulsándolos durante más tiempo el efecto se agudiza. Combinado con la posición respecto a la mesa salen los primeros golpes bonitos que dejan estacado al contrario en un rincón del escenario incapaz de alcanzar un mate al lado contrario.
El entrenamiento
Al acudir al modo entrenamiento se aprende que existe la posibilidad de alcanzar concentración máxima, ese momento casi divino en que parece que todo sale bien y que muchos jugadores no son capaces ni de explicar cómo hacen determinadas cosas. Al llenar el indicador de concentración ésta se activa pulsando el gatillo y durante un breve espacio de tiempo el rendimiento aumenta espectacularmente y la bola se convierte en un misil que bota en lugares inverosímiles como por ejemplo en el canto de la mesa.
Reservado para los maestros está el contraefecto, un golpe que requiere en su ejecución pulsar el botón del mismo color que el aura que rodea a la bola en su viaje hacia el propio campo para salir despedida en un fiero retorno envenenado.
Con la ventaja de no tener que mostrar grandes escenarios al aire libre, se ha puesto la atención en el modelado de los personajes. Sus caras dan escalofríos de lo reales que parecen. Ver cómo se marcan los músculos del brazo y cómo discurre el sudor por toda la piel en las repeticiones a cámara lenta es hipnotizante.
A la misma altura está la representación de la ropa, que se estira y repliega con cada movimiento. Incluso se empapa de sudor si el partido se prolonga. El resto de escenario es testimonial, incluso se ha escondido al escaso público en la penumbra, quizás porque tan humana encarnación de los jugadores consume excesiva potencia. Para la física de la pelota sólo hay elogios. Ésta se traslada con gran realismo y velocidad trazando la senda del efecto aplicado mientras impregna el ambiente con el sonido seco del impacto de las palas y la mesa.
Se echa de menos más modos de juego, pues no existe el típica torneo mundial. A cambio hay partidos de exhibición, un torneo o jugar a través de Internet mediante Xbox Live. Table Tennis es entretenimiento en estado puro que mejora cuando se compite contra un amigo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.