La fábrica lisboeta
El responsable de la cantera del Sporting explica la filosofía del club,del que proceden 9 de los 23 jugadores de Portugal
"Figo llegó aquí a los 12 años: era frágil, débil, pequeñito; muy responsable y equilibrado. Cristiano Ronaldo vino a los 11: era alto y delgado, más vivaz y extravertido pese a ser originario de Madeira, donde los chicos son más introvertidos". Así eran de niños las dos principales figuras de Portugal. O así los recuerda Aurelio Pereira, responsable de la cantera del Sporting de Lisboa, de donde proceden 9 de los 23 elegidos por la selección de Luiz Felipe Scolari, es decir, casi la mitad. "Con Figo hubo que trabajar poco, sin sobresaltos, porque siempre fue muy maduro. Con Cristiano, al tratarse más de un niño de la calle, tuvimos que ofrecerle un acompañamiento mental", dice este entrenador de 58 años que ha pasado 35 en el club lisboeta.
Deco, ocho títulos nacionales e internacionales, fue rechazado por el Benfica
Desde hace cuatro años, el Sporting presume de unas instalaciones a la última en el barrio de Vasco da Gama, a las afueras de Lisboa. Dispone de siete campos de entrenamiento y acoge a 50 chavales residentes de fuera de la capital y a otros 130 de Lisboa o alrededores. "El Sporting siempre tuvo vocación formadora. Toda la vida. Y la construcción de una academia mejoró las condiciones de trabajo". A Pereira le sorprendió el estirón que dio Figo a los 14 años. "Nosotros no metemos nunca a los niños en los gimnasios. Es importantísimo dejarlos crecer con naturalidad. Ese es uno de los secretos para que todos nuestros jugadores desarrollen carreras muy largas. No conozco a ningún jugador con un rendimiento tan estable como Figo", sostiene Pereira, orgulloso de que todos los capitanes de las distintas selecciones lusas provengan del Sporting. "Empezando por Figo en la absoluta, los capitanes de la sub 16, sub 17 y la sub 21 con Quaresma". Eso es debido, según Pereira, a la educación que reciben en la academia sportinguista. "Lo primero es que los niños tengan calidad. Primamos la técnica y la velocidad. Y lo acompañamos con un trabajo mental".
En este sentido, Pereira se siente especialmente satisfecho del penalti que le marcó Cristiano Ronaldo a Inglaterra en el último lanzamiento de la tanda desde los 11 metros. "A los 17 años, Cristiano jugó muy bien contra el Inter. Los periodistas le preguntaron si estaba contento y el respondió que no, que no había hecho nada. Estamos hablando de un chico de 21 años que a los 18 años fichó por el Manchester. Esa es una de las claves. Exportamos jugadores muy jóvenes a Europa y con una gran calidad mental. Eso los hace grandes competidores". Pereira echa la vista atrás y se acuerda de otro futbolista notable amamantado en la escuela sportinguista: Paolo Futre. "Lo entrené cinco años. Era un niño rapidísimo que siempre iba directo hacia la portería. Si viera ahora entrar a otro Futre de 11 años por esa puerta...".
No hay un caso similar en ninguna de las grandes selecciones europeas. La fábrica sportinguista echa humo. Los otros siete jugadores de Scolari que pasaron por allí son Simao, Miguel, Hugo Viana, Paulo Santos, Caneira, Nuno Valente y Boa Morte. De todos ellos, la evolución que más le ha impresionado a Pereira es la del valencianista Miguel. "Aquí jugaba en el medio del campo, de organizador. Y, de repente, se transformó en lateral derecho en el Benfica".
"No me espantaría si Portugal gana la Copa del Mundo", concluye Pereira, que se alegra de la vuelta al equipo de Deco, de 28 años, después de cumplir la sanción que le impidió jugar ante Inglaterra. Vuelve uno de los futbolistas más laureados del continente: tres títulos de Liga portugueses, dos españoles, una Copa de Europa con el Oporto, otra con el Barça y una Copa de la UEFA también con el club luso. Nada mal para alguien que desembarcó a los 20 años en Portugal para probar con el Benfica y fue rechazado por el técnico escocés Graeme Souness porque lo consideraba pequeño e inútil. Regresa también Costinha, hombre de confianza del entrenador.
Sólo la renovación de Scolari parece amenazar el clima de euforia que se respira en Portugal. El contrato del preparador brasileño termina el 30 de julio. Scolari gana dos millones de euros, en parte pagados por la federación portuguesa, en parte por una multinacional de ropa deportiva. Felipao negocia su renovación con Portugal, pero no es ajeno a la lluvia de ofertas que le cae desde distintos puntos del planeta. Una de ellas nada menos que de Brasil, que le reclama para volver a dirigir a la seleçao.
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