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Reportaje:Alemania 2006

Un duelo imprevisto lleno de atractivos

Con Zidane y Figo a la cabeza, Francia y Portugal se miden con deudas pendientes

Santiago Segurola

Se esperaba a Brasil, pero llega Francia. Se pensaba en Inglaterra, pero el semifinalista es Portugal. En Múnich se jugará un partido imprevisto al que no faltan atractivos. La presencia de Zidane y Figo debería obligar a la nostalgia. Los dos se acercan al final de sus carreras. En el caso de Zidane es una retirada inminente: quizá hoy si Francia pierde frente a los portugueses. Cuesta creerlo, por lo visto en el Mundial, donde el jugador francés se ha liberado de tensiones y tristezas. Con el foco puesto en el torneo de su despedida, Zidane ha recuperado la energía que le ha faltado en los dos últimos años. De su maestría no había duda. Su actuación ante Brasil puede acreditarle como el jugador del Mundial, candidatura sorprendente para un jugador que apareció en Alemania como su equipo, con un perfil bajo y entre críticas. Francia, que pasó dificultades para clasificarse cuando tuvo la obligación de confirmar su condición de favorito, ha crecido más que ningún otro equipo en la segunda fase. Parece que el Mundial es implacable con los favoritos. España y Brasil jugaron con esa etiqueta ante Francia. Salieron derrotados. Ahora le toca a Francia estar a la altura de los elogios que ha recibido en los dos últimos encuentros. Vuelve a una situación que no suele manejar bien. Los franceses fueron fulminados en el Mundial 2002 y fracasaron en la Eurocopa 2004. En las dos ocasiones encabezaban los pronósticos. A los portugueses les viene de perlas ir de tapados. Lo fueron frente a Inglaterra y Holanda. En Múnich interpretarán el mismo papel.

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Portugal tiene una deuda pendiente con Francia. Hace seis años, en la Eurocopa, los franceses se impusieron en las semifinales tras anotar un penalti que todavía escuece en Portugal. Abel Xavier desvió con el brazo un remate que entraba por el primer palo. ¿Mano voluntaria o involuntaria? El árbitro decretó penalti y los jugadores portugueses armaron el bochinche. A la cabeza, Figo, que estaba en el apogeo de su carrera y a un minuto de firmar por el Real Madrid. Figo se indignó tanto que se marchó al vestuario antes de terminar el encuentro. La UEFA miró hacia otro lado y no sancionó al jugador portugués por la infracción. En aquel partido, Portugal discutió a Francia la supremacía en el fútbol europeo. Eran los tiempos de Vítor Baia, Couto, Figo, Rui Costa y Joao Pinto, representantes de la gran generación portuguesa de los años noventa. Sólo queda Figo en este equipo. Ya no es el mejor jugador portugués, pero se mantiene como líder de una selección que ha superado su viejo déficit competitivo. Aunque no emociona con su juego, Portugal ha encontrado la manera de superar todas las dificultades.

Si Figo es el líder, los jugadores más importantes son el portero Ricardo, el centrocampista Maniche y las dos estrellas actuales: Deco y Cristiano Ronaldo. A Portugal no le faltan buenos jugadores. Le falta un goleador de ley. Pauleta no es el delantero más fiable del mundo. Tendrá dificultades para imponerse a Thuram y Gallas, autores de un magnífico Mundial. A Portugal le sobra oficio, es decir, la manera de llevar los partidos al terreno que más le conviene. Si eso significa endurecer los encuentros, se endurecen. Es un equipo que obedece a la línea marcada por Felipe Scolari, el técnico que dirigió a Brasil en el Mundial 2002, y que sigue la línea de Mourinho en el Oporto. Portugal prefiere los partidos trabados, donde los rivales se descentran porque ocurren demasiadas cosas al margen del fútbol.

Francia no saldrá como víctima. Será interesante la respuesta ante esa circunstancia. Hasta el momento ha sido la selección más firme del Mundial. Jugó bien frente a España y bailó a Brasil, con una excepcional actuación de tres de sus cuatro jugadores más representativos: Zidane, Vieira y Thuram. El cuarto es Henry, decisivo como autor del tanto de la victoria, pero lejos del nivel que se le supone. El mejor Henry convertiría en imparable a la selección francesa. Sin embargo, por razones misteriosas, su conexión con Zidane no es lo fluida que podría antojarse. Hoy tienen un buen día para cambiar el curso de su relación en el campo. Zidane ha jugado como en sus mejores tiempos. Henry quiere colocarse como jugador del año. Los dos tienen motivos para afrontar la semifinal con garantías: Francia es favorita, aunque no lo quiera. Es lo malo de jugar bien y ganar. Todos los rivales tienen una coartada para especular.

Zidane y Ribéry, en el entrenamiento de ayer.
Zidane y Ribéry, en el entrenamiento de ayer.REUTERS

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