López Obrador duda del escrutinio y amenaza con impugnar los comicios

La escena del domingo por la noche se repitió ayer, con algunos matices. Los dos candidatos favoritos de las elecciones presidenciales de México reiteraron ayer que han ganado los comicios. Lo aseguraron de manera más sosegada, sin las masas en la calle y en un clima de menos tensión. Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), dijo que defendería su triunfo y que sólo aceptaría la derrota después de revisar todas las actas. "Cualquier candidato o partido tiene derecho a revisar los documentos", dijo, y no descartó impugnar los comicios.

Felipe Calderón, el adversario de López Obrador del Partido Acción Nacional (PAN), repitió que ha ganado las elecciones, y descartó contemplar un escenario de derrota. Los dos candidatos, a pesar de todo, insisten en que aceptarán el veredicto de las urnas, que respetan a la autoridad electoral y llaman a la concordia entre todos los mexicanos. Calderón incluso tendió la mano a su adversario para la formación de un Gobierno de unidad nacional, pero evitó decir cuándo y cómo hablaría con él.

Ayer, al igual que el domingo por la noche, el primero en reclamar la victoria fue López Obrador, quien afirmó que su lucha es porque se respete "la voluntad de la gente". Insistió en que los datos de que dispone le llevarán a la presidencia de México, y criticó que el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, no diera a conocer en la noche del domingo los resultados de recuento rápido de empresas privadas, al tiempo que puso en duda la eficacia del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Ugalde afirmó que el domingo tenía una encuesta que no se movió durante todo el día y tenía un conteo rápido de mil mesas electorales con medio millón de votos de ventaja. "El PREP está dando otro resultado, sólo estoy pidiendo que se nos permita cotejar la información", precisó.

Aval de los observadores

La misión de observadores de la Unión Europea descartó, por su parte, "cualquier posibilidad de fraude" en las presidenciales. El jefe de la delegación, el eurodiputado español José Ignacio Salafranca, del PP, defendió la actuación de las autoridades electorales mexicanas y la de los observadores europeos, que estuvieron presentes en 132 de las 300 juntas de distrito en que se reparte el país.

Mientras tanto, Calderón, en una entrevista, declaró: "Ganamos por un estrecho margen pero con los datos del IFE, que corroboran las encuestas de salida del día de ayer y conteos rápidos". Desde temprano, el candidato del PAN salió a los medios para reiterar que es el triunfador de las presidenciales, refrendar que es un demócrata y que respetará los resultados. Sostuvo que "es hora de que se reconozca el resultado, no es mi triunfo, es el triunfo de los mexicanos".

Las cadenas de televisión se convirtieron en la nueva arena política de la guerra que mantienen desde hace meses López Obrador y Calderón. Ambos hablaron de mesura y de reconocimiento a los resultados oficiales, pero los dos mantuvieron inamovible su idea de que ganaron.

El panista Calderón dijo que veía a la gente feliz en la calle tras lo que considera ya su victoria irreversible. Añadió que "empieza el proceso de conciliación, para dejar los intereses partidistas y sumarse por el bien de México". Insistió en que tratará de impulsar un proyecto de unidad nacional, en el que estaría dispuesto a dialogar con sus adversarios, pero se negó a adelantar si ofrecería a López Obrador un puesto en su gabinete. Pero dijo que le extiende la mano "porque me interesa sumar a él y a muchos para un México distinto y mejor, lo que es posible".

Calderón se siente ganador, -"es imposible que se revierta el resultado", advirtió-, y aseguró que será el presidente de los mexicanos aunque sea con un solo voto de ventaja. Reconoció que no era el favorito, pero no mostró especial preocupación por el final de fotografía de las presidenciales. "Gané por 1 a 0, pero ganamos", dijo el candidato panista.