Otegi considera "histórico" el compromiso de Zapatero y calla sobre las exigencias legales

La izquierda abertzale está cargando de mayor trascendencia que el resto de las fuerzas políticas vascas la declaración con la que José Luis Rodríguez Zapatero anunció el jueves pasado la apertura del diálogo con ETA. Tras ser considerada "de gran calado" por Batasuna, Arnaldo Otegi le concede trascendencia histórica en una entrevista publicada ayer por Gara. Tanto por dar paso a la mesa del Gobierno con ETA como, sobre todo, por su compromiso de respetar lo que decidan los vascos. Batasuna, sin embargo, orilla las condiciones del presidente sobre el respeto a las normas y procedimientos legales.

En contraste con la reacción más cauta y matizada del resto de partidos nacionalistas ante este pasaje del discurso de Zapatero, los dirigentes de Batasuna no han cesado de celebrar y enviar a sus bases y simpatizantes el mensaje de que ésa es la parte nuclear del proceso que se inicia.

En los últimos meses se habían multiplicado los requerimientos desde la izquierda abertzale al Gobierno socialista para que asumiera un compromiso público de respeto a la libre decisión del pueblo vasco, que aquella identifica sin más matices con el derecho de autodeterminación. El pasado día 21 de junio, el comunicado de ETA dirigido "a la opinión pública española" incorporaba un emplazamiento directo. En él la organización terrorista indicaba que "el Gobierno español debe expresar su compromiso de respetar lo que el Pueblo Vasco acuerde y decida sobre su futuro".

En su declaración del jueves, Rodríguez Zapatero introdujo un párrafo de alto contenido político. Tras recordar que los vascos ya decidieron en la Transición por la Constitución y un Estatuto que les concede el mayor autogobierno conocido, añadió el presidente del Gobierno: "(...) les digo que el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente, respetando las normas y procedimientos legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades de los ciudadanos, y en ausencia de todo tipo de violencia y de coacción".

Como han hecho otros miembros de Batasuna, Arnaldo Otegi valora este párrafo en una larga entrevista en el diario Gara como si fuera una suerte de Declaración de Downing Street, la realizada en 1993 por el premier británico John Major y el presidente de Irlanda Albert Reynolds, que abrió el proceso de paz en el Ulster. Una declaración de un presidente del Gobierno español "no se ha dado nunca en esos términos de respetar lo que decida la ciudadanía vasca", subraya Otegi. A su vez, critica las reticencias del resto de las fuerzas nacionalistas (PNV, EA y Aralar) a ese pronunciamiento, que consideraron "preocupantemente ambiguo" por las condiciones que introdujo Rodríguez Zapatero.

Ante el entusiasmo mostrado por Batasuna por ese punto del discurso del presidente y su empeño en dejar en segundo término la segunda parte del compromiso, la vicepresidenta primera del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, aclaró al día siguiente de la declaración de Rodríguez Zapatero que todas las decisiones que se adopten a lo largo de este incipiente proceso destinado a poner fin a la violencia "serán en el ámbito de la Constitución y de la ley".

Garantía efectiva

El portavoz de la izquierda abertzale no elude en la entrevista pronunciarse sobre este matiz, cuya exclusión desvirtúa el mensaje completo de Rodríguez Zapatero. Su explicación para consumo de las bases abertzales es que, "en cualquier caso, la legalidad y los cauces legales no deben ser entendidos como límite a la voluntad popular, sino como garantía efectiva de que la voluntad popular se pueda expresar libre y democráticamente, sin límites y sin injerencias".

El líder de la ilegalizada Batasuna intenta trasladar en la entrevista una impresión y trata de presentar en "nuevo ciclo" que se abre como el resultado de la estrategia de la izquierda aberzale. Pero también desliza algún planteamiento novedoso. Otegi asegura, así, que Batasuna dispone de una fórmula propia sobre el derecho a decidir y el carácter nacional del país, pero aboga por "buscar una fórmula compartida por todos, que satisfaga a todos, a la pluralidad del país".