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Reportaje:Alemania 2006

"Mas mujeres que trofeos"

Inglaterra despide a Eriksson acusándole de cobarde en el campo y de mujeriego fuera de él

"Adiós, Sven, te gustaban más las mujeres que los trofeos". Así despedía ayer el periódico The Independent al que ha sido seleccionador de Inglaterra en los últimos seis años, Sven Goran Eriksson. El sueco ha ganado 36 millones de euros y ha desperdiciado la mejor generación de futbolistas ingleses en los últimos 40 años, sin un solo motivo por el que sentirse orgulloso tras caer eliminado en cuartos de final ante Portugal. Ha participado en tres grandes citas y en todas se ha marchado sin grandeza.

Rob Hughes, articulista del Times, señalaba ayer tres graves errores de Eriksson en este Mundial. Primero le reprocha que fiara todo el juego ofensivo a Rooney, sin tiempo real para recuperarse de una rotura del cuarto metatarso, olvidándose además de su "combustión interna", en alusión a la expulsión que sufrió el intempestivo delantero del Manchester tras pisarle en la ingle al central portugués Carvalho. En este sentido, nadie entiende la convocatoria de Theo Walcott, el chico de 17 años del Arsenal, que no ha disputado un minuto. De los cuatro delanteros, uno era Walcott, dos estaban recién salidos de una lesión (Rooney y Owen) y el cuarto era el inefable Crouch, más famoso por sus danzas robóticas que por sus goles. En segundo lugar, Hughes le recrimina a Eriksson haber apostado tanto por la "estrella declinante" de Beckham. Y, por último, le acusa de haber apagado la pasión inglesa con su "táctica cobarde y estéril". Dicho esto, a Hughes le desagrada el sustituto del técnico sueco, Steve McLaren, al que llama "acólito" del ya ex seleccionador y cómplice en las tres últimas competiciones. Hughes prefiere una figura fuerte y paternalista como la de Ferguson o Scolari para encauzar la carrera de Rooney. Alguien que le diga que no es lo mismo jugar para Inglaterra que en las callejuelas de Croxteth (Liverpool) donde se crió.

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El declive de Eriksson ha sido paulatino. Cuando fue presentado como nuevo seleccionador inglés, en 2000, se aplaudió el nombramiento al considerarse un paso adelante. Se presentó un técnico elegante y políglota, amante de la poesía tibetana, que venía de triunfar en cuatro ligas europeas y que había empezado su carrera estudiando el fútbol inglés. Llegaba a un lugar desolado. Kevin Keegan había reconocido su incapacidad en el túnel de vestuarios del último partido disputado por Inglaterra en Wembley, tras una derrota ante Alemania, que privó a los británicos de la Eurocopa de 2000. Glen Hoddle perdió a los penaltis ante Argentina en Francia 98 poco antes de decirle a un periodista que los discapacitados pagaban sus pecados de vidas anteriores, lo que le inhabilitó para el cargo. A ese mundo caótico llegó Eriksson, que empezó con una contundente victoria ante Alemania (5-1) camino de Corea-Japón 2002. Pero pronto empezaron los problemas. Un amigo de Tony Blair, primer ministro británico, le presentó a Ulrika Jonsson, una chica del tiempo sueca con la cual inició una relación aireada por los tabloides que no debió gustarle a su mujer, Nancy.

Tras ser fotografiado con Peter Kenyon, jefazo del Chelsea, a los directivos de la federación les entró un ataque de celos y le ofrecieron renovar su contrato millonario hasta 2008. Lo que pronto se convirtió en un dilema. Cuando se supo que compartía con Mark Palios, ejecutivo de la federación, los favores de una de las secretarias del lugar, Faria Alam. Palios y Alam perdieron el empleo y Eriksson se convirtió en una figura cada vez más caricaturizada. La falta de pasión del combinado inglés contrastaba con la disposición a la aventura fuera del campo de su entrenador. La puntilla se produjo un par de meses antes del Mundial, cuando Eriksson viajó a Dubai atraído por el dinero y las ofertas de un falso jeque árabe, en realidad un reportero del News of the World, que le sonsacó confidencias sobre jugadores, clubes y directivos. La federación le redujo entonces el contrato y Eriksson aceptó marcharse tras el Mundial. Su legado deja más pena que gloria. Más mujeres que trofeos.

Eriksson hace un gesto de contrariedad durante el partido Inglaterra-Portugal.
Eriksson hace un gesto de contrariedad durante el partido Inglaterra-Portugal.ASSOCIATED PRESS

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