El joven brasileño Ed Motta impresiona en el festival Fuertemúsica

Cerca de diez mil personas se reunieron en la playa de El Cotillo, en la isla canaria de Fuerteventura, durante las noches del viernes y el sábado para asistir a la tercera edición de Fuertemúsica, un festival que aúna la música de procedencia mestiza, con el respeto al entorno natural. El lema de este encuentro es Arte y naturaleza y Brasil ha sido esta vez el país invitado, recayendo en el joven Ed Motta, uno de los últimos genios musicales que ha dado el país suramericano, el peso de su representatividad. Su intervención, en la primera jornada, fue una de las sorpresas que ha dado el festival.

Ed Motta puede hacer soul, samba, pop, jazz, funk, y lo que se le ponga por delante. Está dotado para todo ello y para más. Con su enorme presencia escénica, alto y orondo como es, su música sale fresca y ligera. Abordó un repertorio muy cercano al acid jazz, sentado sobre un piano Rhodes que le emparenta con tantas estrellas de los años setenta cuando él todavía era un crío, pues nació en 1971. Muchas veces, además de cantar como un soul man clásico de garganta negra, se deja llevar hacia el scath, ese arte de generar sonidos onomatopéyicos con las cuerdas vocales para imitar instrumentos. Impresionó su capacidad para llegar así a registros muy bajos, con toda su orquesta en silencio, que los asistentes al concierto miraban embelesados.

Radio Tarifa, en gira de despedida, y Ojos de Brujo, precedieron a Motta. Ojos de Brujo está viviendo un año triunfal a cuenta de Techarí, su último disco. El grupo, que entremezcla miles de ritmos callejeros para arrimarlos a ciertas sonoridades flamencas, se ha convertido este verano en imprescindible en cualquier festival que lleve el concepto mestizo en su espíritu o definición. Algo muy parecido sucedió el segundo día con la rumba frenética y salvaje de Muchachito Bombo Infierno. Liderado por el energético Jairo Perera, Muchachito Bombo Infierno es otro de los imprescindibles de este verano.