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Reportaje:

La guerra del acero se cierra con interrogantes

Arcelor tiene tres años para cerrar sus heridas internas y convencer a Mittal de las virtudes de su modelo industrial

En el juego de la guerra de barcos, Mittal Steel conservaría prácticamente toda la flota y Arcelor tendría apenas algún buque tocado. La batalla se ha detenido antes del final y se ha negociado la mejor paz posible. Mittal Steel ha cedido en el precio, 40,40 euros por acción, y en el gobierno corporativo. Arcelor tiene durante tres años la oportunidad de imponer su modelo de negocio y recuperarse de sus heridas internas.

Guy Dollé mantuvo firme su apuesta por la rusa Severstal hasta el último momento y eligió el caballo perdedor

El pasado miércoles se reunían en la sede de Arcelor en Luxemburgo los 300 principales directivos del grupo, que acudieron de distintas partes mundo, para cerrar filas. La principal incógnita era conocer el nombre del próximo presidente de la dirección general de Arcelor. El interrogante no fue despejado. El aún primer ejecutivo de Arcelor, Guy Dollé, es la gran víctima de una larga batalla de cinco meses en la que ha defendido la independencia de Arcelor hasta el final. Dollé trajo al magnate ruso Alexéi Mordashov y a su empresa, Severstal, como la gran baza para detener definitivamente a la familia Mittal.

Todo encajaba. Mordashov sería el nuevo accionista de referencia y a la OPA hostil de Mittal no le saldrían las cuentas. Sin embargo, la familia Mittal dio un giro inesperado al guión de los últimos meses. Mittal Steel y Arcelor mantenían unas conversaciones de bajo nivel desde finales de mayo en la que ni una parte ni la otra estaban muy interesadas en progresar. Sin embargo, la amenaza de Mordashov les hizo cambiar la táctica. Los negociadores de Arcelor empezaron a recibir papeles y el Consejo de Arcelor decidió cambiar de interlocutores.

El luxemburgués Roland Junck, uno de los cuatro miembros de la dirección general y antiguo directivo de Aceralia, fue el primero en incorporarse a las conversaciones, a las que posteriormente se sumaron los directores financieros de ambas compañías, el español Gonzalo Urquijo por Arcelor y Aditya Mittal por Mittal Steel. Mientras las conversaciones progresaban y hacían presagiar un acuerdo, dado que la familia Mittal estaba dispuesta a ceder en el modelo de empresa y ofrecían un precio atractivo, Dollé mantenía firme su apuesta por Severstal. La mantuvo hasta el final. Las viejas relaciones entre la francesa Usinor y la rusa le llevaron a apostar por el caballo perdedor. El consejo decidió que la oferta de los Mittal era mejor y cedió ante la presión de los accionistas. Dollé, leal a su apuesta, se quedó completamente fuera de juego.

El pasado lunes cuando las dos empresas escenificaron el "matrimonio de conveniencia", Dollé, siempre protagonista de la vida de Arcelor desde la fusión de la española Aceralia, la francesa Usinor y la luxemburguesa Arbed, estuvo escondido. Entró el último y salió el primero. Apenas un saludo a la amplia representación de la familia Mittal. Tras la rueda de prensa, los Mittal y la dirección general de Arcelor en pleno, Michael Wurth, Urquijo y Junck -sin Dollé-, se fotografiaron sonrientes. El primer ejecutivo cumplirá 65 años en octubre de 2007. Su destino es incierto, aunque el viernes el presidente de Arcelor, Joseph Kinsch dejaba una puerta abierta a su rehabilitación, bien en la dirección general o en el consejo.

"Mittal ha acabado cediendo en el precio, en el gobierno corporativo y en el plan industrial", asegura Natalia Aguirre, directora de Análisis de Renta 4. Estos tres elementos son la clave del acuerdo. Las dos empresas se han puesto un plazo de tres años para cerrar la integración. La gran baza de Arcelor es convencer a la familia Mittal de que su modelo, el pactado para que el Consejo de Administración de Arcelor recomendara la OPA, es el bueno.

Adrián Serrano, analista de Norbolsa, justifica la operación en el precio, en la complementariedad geográfica y en la necesidad de concentrar un sector excesivamente atomizado. "Con la fusión será el líder con una cuota del 10%, que se elevará hasta el 25% sin Asia. Dará fortaleza negociadora ante los proveedores (suministradores de minerales) y los clientes (automoción, bienes de equipo...) a la hora de fijar los precios. Además acelerará las fusiones en un sector donde la primera triplicará en tamaño a la segunda", señala Serrano.

Pero más allá de las ventajas que da la escala, la clave de la integración y del modelo futuro se juega en los tres años. Aunque el capital estará en manos de Mittal, un 43,6%, y la imposibilidad de superar el 45% en cinco años, los puestos claves estarán controlados por la vieja Arcelor. Durante dos años, Lakshmi Mittal, actual presidente de Mittal Steel, será presidente, y Kinsch, chairman (una especie de presidente primero). Pasado este periodo, el empresario indio ocupará el cargo de chairman; el presidente será propuesto por Kinsch.

El consejo, en el que nadie tendrá funciones ejecutivas, tendrá 18 miembros. Mittal designará seis, tres de los cuales serán independientes. Los otros 12 consejeros procederán de Arcelor (tres representantes de los trabajadores de Francia, España y Luxemburgo, tres representantes de los principales accionistas y seis independientes). Además, la dirección de Arcelor-Mittal estará formada por siete personas. De los cuatro nombrados por Arcelor saldrá el presidente de la dirección general, donde estarán los actuales directivos de Arcelor, Michael Wurth, actual vicepresidente, Urquijo y Junck. Otros tres directivos serán de Mittal; uno de ellos, el hijo de Lakshmi y actual director financiero de Mittal, Aditya Mittal.

Esta combinación de poder puede llevar a que prime el modelo industrial de Arcelor, donde la clave sean los productos que generan más valor añadido y los contratos plurianuales, que les liberen de las oscilaciones del precio, que padecía Mittal. En primer lugar, esta política se podría realizar sin renunciar al volumen, la vieja aspiración de Mittal, porque ya lo tienen. En segundo lugar, porque, en palabras de Aditya, el actual equilibrio en el gobierno corporativo responde a que su familia cree en el "amor" por la empresa y la profesionalidad de los ejecutivos y consejeros de Arcelor, que les lleva a desear lo mejor para la empresa, lo mismo que ellos. "Al final se ha llegado a una solución ventajosa para las dos partes y para el accionista minoritario", indica Cesar Sánchez Grande, de Ahorro Corporación.

Jean Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo, junto a Lakshmi Mittal.
Jean Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo, junto a Lakshmi Mittal.ASSOCIATED PRESS

Una concentración que se hace esperar

La creación de Arcelor-Mittal supone una brusca ruptura en el panorama del acero mundial. Hasta el 12 de julio, fecha en que se cierra el periodo de aceptación de la OPA recomendada de Mittal por Arcelor, los 10 primeros fabricantes mundiales del automóvil controlan el 95% del mercado; los 10 primeros fabricantes de electrodomésticos el 80% del mercado; y las 10 primeras firmas del acero tan sólo el 30% del mercado mundial. Todas las previsiones de los analistas les llevan a pensar que la fusión a punto de culminar será solamente el primer paso en una nueva carrera de concentraciones. Más allá de rumores sobre nuevas ofertas de Severstal sobre el 100% de Arcelor, la rusa está fuera de juego. El rechazo de los accionistas de Arcelor a la integración les da una indemnización de 140 millones de euros. La semana pasado proliferaban los rumores sobre los planes de su propietario, Alexéi Mordashov, para lanzar nuevas ofertas. No se confirmó nada. La realidad es que el mercado está abierto y la brecha entre la primera (Arcelor- Mittal) y la segunda (Nippon Steel) es demasiado grande. Estas dos empresas mantienen además un acuerdo estratégico de colaboración.

Es difícil pronosticar la dirección de los próximos movimientos. En cuanto se consolide la fusión en curso habrá que conocer los activos de los que se quiere deshacer la nueva siderúrgica en territorio Nafta (EE UU, México y Canadá) por exigencias de las autoridades de competencia. El blindaje de Dofasco y el hecho de que el Consejo de Arcelor la considera estratégica obligarán a la familia Mittal a que la nueva empresa renuncie a activos de Mittal Steel en EE UU. De esta forma, no se podrá cerrar el acuerdo para vender Dofasco a la alemana Thyssen Krupp, tal y como anunció Mittal Steel el 27 de enero cuando hizo pública la OPA por Arcelor.

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