Victoria comulga con vino
Un cura de Jaén rechaza que una niña celiaca reciba obleas sin gluten
Durante años, Victoria, una niña jienense de nueve años, se estuvo preparando para su primera comunión, una fiesta que compartió con familiares y amigos el pasado 6 de mayo. Pero la ilusión de ella y de sus padres se vio ensombrecida porque no fue una comunión como la del resto de niños. Desde los cinco años Victoria está diagnosticada como celiaca, una enfermedad que se manifiesta con una intolerancia al gluten, proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y la avena, y que puede provocar trastornos graves en la mucosa del intestino delgado. Conscientes de esa patología, los padres se dirigieron al párroco semanas antes de la primera comunión para informarle y pedirle que sustituyera la oblea tradicional de trigo por otra especial para celiacos, elaborada con agua, fécula de patata y emulsionante E322. La respuesta del cura de la iglesia de Cristo Rey no pudo ser más tajante: Victoria no sólo no podía sustituir la hostia de trigo, sino que la única forma para tomar la comunión era bebiendo vino de un cáliz.
"Este tipo de trabas no hacen más que alejar a la gente de la Iglesia", dice la madre de la pequeña
Estupefactos, los padres de Victoria accedieron a la exigencia del párroco, más que nada para no quebrar el entusiasmo con que su hija se había preparado. Sin embargo, ésta no hacía más que preguntarse (y aún sigue haciéndolo) por qué ella no podía recibir una hostia sagrada, igual que sus compañeros, y sí en cambio señalarse ante toda la iglesia teniendo que beber el vino del cáliz (ni siquiera se acepta el mosto). Ahora, cuando van a misa tienen que avisar con tiempo al párroco para que prepare el cáliz para comulgar. "Es una injusticia que clama al cielo y una manera de discriminar aún más a una niña que no creo que vaya a pecar por tener una enfermedad. ¿Es que Jesucristo hubiera puesto algún inconveniente?", exclama, indignada, Nuria, la madre, que sostiene que "este tipo de trabas no hacen más que alejar a la gente de la Iglesia".
El párroco de Cristo Rey, que es también profesor de liturgia del seminario y prefecto de la catedral de Jaén, niega que haya discriminación. "El Derecho Canónico deja claro que el pan debe ser exclusivamente de trigo porque es un signo que nos une con la Última Cena de Cristo, pero la comunión del cáliz con el vino consagrado es igualmente íntegra y válida. Sustituir la hostia sagrada por otra de maíz sería igual que bautizar a alguien con aceite o aceptar el sacramento del matrimonio entre dos hombres", indica el sacerdote Juan García, para quien este tipo de polémica "sólo busca desacreditar a la Iglesia". Su opinión no sólo la rebaten los padres de Victoria, sino que incluso teólogos como Juan José Tamayo o Casiano Floristán censuraron en su día la "rigidez" de la norma e indicaron que el pan de trigo "es un símbolo que tiene su significado en su contexto". Pusieron como ejemplo los países centroamericanos, donde la escasez de trigo obliga a comulgar con hostias de maíz.
En 1995, el cardenal Ratzinger (actual Papa) prohibió la consagración con obleas de maíz u otro producto ajeno al trigo. En 2003, la Conferencia Episcopal Española quiso ser "sensible" a la situación de los celiacos y promulgó una nota reconociendo la enfermedad e instando a los curas a poner a disposición de los fieles afectados que lo demanden un segundo cáliz para tomar la comunión, considerando que así habría "capacidad de adaptación" a los tiempos.
La Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) elogió entonces la "sensibilidad positiva" de la jerarquía católica. Pero muchos celiacos protestaron y no se sintieron representados.
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