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Las dos niñas belgas fueron estranguladas, y una de ellas, violada

"Se ha interrogado a todos los pederastas del barrio", asegura la fiscal de Lieja

Stacy, de siete años, y Nathalie, de 10, murieron estranguladas, probablemente el mismo día 10, en cuya madrugada desaparecieron de una fiesta del deprimido barrio de San Leonardo en Lieja (Bélgica), quizá en compañía de Abdallah Ait-Oud, de 38 años y con antecedentes de pederastia. "Stacy Lemmens no presenta ninguna lesión que indique violación", lee la fiscal Anne Bourguinont en el comunicado oficial que da primera cuenta del resultado de las autopsias de los dos cadáveres. "Nathalie Mahy presenta lesiones que prueban una violación".

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No lejos del Palacio de Justicia, Elie Ebens, tía de Thierry, el padre de Stacy, se revuelve con la noticia en el bar de su hijo, de cuyas inmediaciones desaparecieron las crías. A medio kilómetro escaso, junto al lugar donde fueron hallados los cadáveres, la gente se indigna, pide la pena de muerte para el asesino, o asesinos.

Las salas del espléndido Palacio de Justicia de Lieja, donde la fiscal da las últimas noticias del caso, están en los antípodas del mundo en que vivieron y murieron Stacy y Nathalie. Tras leer fríamente el comunicado que da cuenta de los primeros resultados de las autopsias y anunciar la cadena de motivos por los que se mantiene en prisión a Ait-Oud -ninguno nuevo, y todos relacionados con su conducta equívoca antes y durante la desaparición de las niñas-, la fiscal deja caer que "se ha interrogado a todos los pederastas del barrio y se han comprobado sus coartadas".

En el bar Aux Armuriers, también conocido como Casa Tito, Elie está dolida por la tragedia e indignada. "Abdallah era un parroquiano; sólo decía que había tenido problemas con la policía, que se había peleado o que había matado a alguno, y que por eso estuvo en la cárcel. Pero no sabíamos que fuera un pederasta. Quizá la policía no debería decírselo a la gente, pero al menos los agentes que andan por la zona deberían saberlo y vigilar". Es lo que no hicieron en la fatídica noche del 9 al 10, cuando a eso de las dos de la madrugada del sábado las niñas desaparecieron hasta que sus cuerpos fueron encontrados el miércoles en una canalización que corre junto a la vía del ferrocarril, a escaso medio kilómetro del bar.

Elie recibe el pésame de algunos vecinos mientras otros parroquianos siguen en silencio con miradas inexpresivas y vidriadas lo que ocurre alrededor. Tatuajes, tabaco, cabellos sucios, rostros consumidos por el alcohol, derrotados por la vida. "Es el cuarto mundo", dice Maribel Rodríguez, hija de exiliados republicanos y vecina del barrio, aunque no de la calle de San Leonardo que le da nombre, la misma calle en la que vive Ait-Oud, en un inmueble a escasos cien metros de Aux Armuriers habitado por marroquíes y turcos y algún belga residual. "Alcohólicos, viviendas en pésimas condiciones, mucho desempleo, gente que vive de la subvención, mucha droga, chicos que a los 35 o 40 años ya no valen para nada".

Y pederastas. "En la tele han dicho que en el barrio viven una decena o así", alerta Julia Alonso, hija de gallegos y nacida ya en Bélgica. "Aquí hay mucho miedo. Desde que desaparecieron las niñas, no se mueve ni una mosca. Los niños han dejado de ir al parque".

Maribel, Julia, Luigi y otros están junto a una furgoneta policial, casi al lado de donde se encontraron los cadáveres, que hace las veces de altar laico, con un libro de condolencias y cientos de ramos de flores y peluches. Los vecinos describen cómo la corta vida de Stacy y Nathalie se desarrolló en un mundo sórdido y fatídicamente abocada a la tragedia: "Desajustes parentales, prostitución, retirada de custodia, estar levantadas hasta las tantas, un bar de mala nota, un vecino pederasta... todo estaba dado".

Un agente de policía deposita un peluche en el lugar donde fueron hallados los cuerpos de las niñas.
Un agente de policía deposita un peluche en el lugar donde fueron hallados los cuerpos de las niñas.REUTERS

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