_
_
_
_

El Congreso de EE UU teme que Venezuela deje de suministrar crudo

Estados Unidos importa un 11% del petróleo que consume de Venezuela, país que posee cinco refinerías en territorio norteamericano. En vista de la situación del mercado petrolero, de la disminución en la producción venezolana tras la huelga, la depuración política en la empresa nacional PdVSA y de las tensiones entre los Gobiernos de Caracas y Washington (con amenazas incluidas del presidente Chávez de cortar el suministro), el Comité de Relaciones Exteriores del Senado pidió al organismo investigador del Congreso (Government Accountability Office, GAO) un estudio sobre la posibilidad de que Venezuela interrumpiera o alterara el suministro de petróleo.

Ese estudio indica que, según un modelo del Departamento de Energía, "una alteración de seis meses en la que se dejen de comprar hasta 2,2 millones de barriles diarios, desembocaría en un incremento significativo de los precios del crudo y reduciría en 23.000 millones de dólares el producto interior bruto de EE UU". Si Venezuela decidiera un embargo, "a corto plazo aumentarían los precios para el consumidor, porque subirían los costes de las refinerías". Y "un cierre de las refinerías venezolanas en EE UU incrementaría también los precios hasta que fueran abiertas o hasta que se consiguieran nuevos recursos". El informe subraya que todas estas posibilidades "dañarían la economía de Venezuela, muy dependiente del petróleo".

Reserva estratégica

La GAO ofrece diversas opciones para minimizar los eventuales problemas en caso de alteraciones o corte de suministro: "Intentar que los países productores de petróleo incrementen su cuota todo lo posible, o sacar al mercado parte de la Reserva Estratégica de Petróleo", pero eso serviría sólo como solución de emergencia. "A largo plazo, las posibles reducciones en la producción y exportación de petróleo venezolano suponen una preocupación para la seguridad energética de EE UU, sobre todo teniendo en cuenta el exceso de demanda y las limitaciones de oferta". En definitiva, "si Venezuela no mantiene o aumenta su actual nivel de producción, los mercados internacionales se tensarán aún más, aumentando la presión sobre el alza y la volatilidad de los precios".

Cuando el borrador de este informe fue examinado por el Departamento de Estado y el de Comercio, "manifestaron su acuerdo en líneas generales", pero el de Energía lo calificó de "punto de vista alarmista sobre la seguridad energética de EE UU", señala el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que no está de acuerdo y cree que "presenta un tratamiento equilibrado del problema".

Carl Meacham, del equipo del senador Richard Lugar, que preside el Comité, explicó a EL PAÍS que "muchos asumen que Chávez quiere intentar influir en la política nacional de EE UU y en las elecciones de otoño, como hizo con el programa de gasóleo barato en distintos Estados. Cualquier alteración en el suministro haría aumentar los precios de la gasolina, y la gente le echaría la culpa al presidente y al partido republicano".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_