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Distribución uniforme por todas las comarcas catalanas

A diferencia de las grandes oleadas migratorias de las décadas de 1960 y 1970, la inmigración actual se extiende de manera uniforme por todo el territorio catalán, como indica el informe de la Fundación Jaume Bofill. Barcelona es la provincia donde residen más inmigrantes: 650.000. Pero en esta provincia los inmigrantes representan un menor porcentaje respecto al total de la población: el 12,4%. Esta cifra es muy superior en el resto. En Girona los inmigrantes son el 17,4%; en Tarragona, el 14,3%, y en Lleida, el 13,5%.

En 30 de las 41 comarcas catalanas el porcentaje de extranjeros -con o sin papeles- supera el 10% de la población. La comarca que cuenta con el mayor porcentaje de población inmigrante es el Alt Empordà, donde los nuevos catalanes representan el 21,9% de la población. Le siguen la Segarra (20,3%), el Baix Empordà (18,8%), la Selva (17,5%), la Val d'Aran (16,8%) y el Montsià (16,8%). En las comarcas del cinturón de Barcelona -Vallès Occidental y Baix Llobregat-, los inmigrantes no llegan al 10% de la población. La comarca que cuenta con el menor porcentaje de nuevos catalanes es el Ripollès: el 6,3%.

El informe de la Fundación Jaume Bofill también pone de manifiesto la tendencia de los inmigrantes a concentrarse en determinadas zonas, en función de su nacionalidad. De este modo, los que provienen de América Latina tienen predilección por vivir en Barcelona y los municipios del cinturón. Aunque también se inclinan las poblaciones próximas a estaciones de esquí por el trabajo que hay en el sector servicios. Así ocurre en Sort, Espot y la Vall de Cardós (Pallars Sobirà), y Alp y Ger (Cerdanya).

Algo similar ocurre con el resto de los colectivos. La presencia de ciudadanos que provienen de la Europa del Este sobresale en localidades de las comarcas del Ebro, como Alcanar, Ulldecona y La Sénia (Montsià), Camarles, L'Ampolla y El Perelló (Baix Ebre). La razón, explica la Fundación Jaume Bofill, es la proximidad de estos municipios a Castellón, uno de los principales receptores de rumanos.

Badalona y Santa Coloma de Gramenet destacan por la elevada concentración de chinos. Un colectivo que, según ponen de manifiesto diferentes estudios, es el que presenta una mayor tendencia a agruparse en determinadas áreas. Lo mismo ocurre en la ciudad de Barcelona, ya que los chinos se concentran en las inmediaciones de la calle de Trafalgar y la estación del Norte. Los chinos y los filipinos se dedican sobre todo al comercio y a la hostelería.

Los que llegan de África se especializan en actividades agrarias. Por ello, su presencia es elevada en municipios de las comarcas del sur de Lleida, como Seròs (Segrià), Tàrrega, Guissona y Agramunt (Urgell), y Mollerussa (Pla d'Urgell), aunque el colectivo también destaca en municipios tradicionalmente industriales: Vic y Manlleu (Osona), Salt (Gironès) y Banyoles (Pla de l'Estany).

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La mayoría de los recién llegados cuyo origen es la Unión Europea tienen un perfil muy diferenciado. Son personas mayores, ya jubiladas, que optan por disfrutar de sus años dorados en los municipios del litoral.

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