"Debemos aprender del arte a trabajar con emociones"
Javier Sabadell (Palencia, 1969), licenciado en Física y doctor en Geofísica, asumirá el 5 de julio la dirección del Kutxaespacio de la Ciencia de San Sebastián en sustitución de Félix Ares, quien deja el cargo para asumir nuevas responsabilidades en el departamento de Recursos Humanos de la caja de ahorros guipuzcoana. Su preparación trasciende el campo de lo científico -tiene titulación y experiencia en gestión de empresas-, al igual que sus inquietudes. Sabadell hace sus "pinitos" en poesía y tiene en casa más libros de literatura que de ciencia. Es un hombre de curiosidad renacentista.
Pregunta. Es geofísico. ¿Se va a notar en el Kutxaespacio?
Respuesta. No, no pienso tratar a la física o la geofísica de un modo distinto a cualquiera de las otras disciplinas. Cuando empecé a trabajar estudié terremotos -espero que no haya ninguno en Guipúzcoa- y después, en Arabia Saudita, me dediqué a buscar petróleo. Tampoco creo que vayamos a encontrarlo en Euskadi... Un geofísico sí que mira más a la tierra, pero también miramos hacia arriba.
"Tenemos pereza por saber más. Esperamos recibir información en vez de descubrirla"
"Muchos cerebros podrían 'fugarse' a Euskadi. Tiene un nivel científico de excelencia"
P. ¿Qué reto persigue en esta nueva etapa?
R. Aprender a divulgar como Félix Ares, como mínimo... Realmente, lo que me gustaría es que Donostia contase con un museo de la ciencia con personalidad propia para ser un referente a nivel europeo y mundial. Vamos a intentar engarzar un poco más los contenidos científicos del museo con lo que es el contenido cultural de esta ciudad, que es importantísimo e impresionante.
P. ¿En qué se traducirá ese esfuerzo?
R. No lo sé. Primero tengo que conocer esta sociedad, detectar sus inquietudes.
P. ¿El director de un museo de la ciencia debe ser mejor científico o divulgador?
R. Sobre todo hay que ser un buen gestor, porque se puede divulgar mejor o peor, con mayor o menor calidad e impacto social, pero si la parte de gestión del museo no funciona, no hay divulgación y no hay ciencia. Yo no estoy aquí sólo por ser doctor en físicas y hombre de ciencia, sino también por tener visión empresarial.
P. ¿Existe todavía una brecha entre ciencia y sociedad?
R. Entre tecnología y ciencia, sí. Entre ciencia y sociedad, probablemente, no, gracias a las novedades tecnológicas. Lo que más me preocuparía es que existiese una brecha entre el saber científico y el humanista.
P. ¿En qué sentido?
R. No me gustaría ver a los escolares, o incluso a los licenciados que se acercan al museo, sabiendo cacharrear o, por ejemplo, conociendo el mecanismo por el cual el péndulo de Foucault rota totalmente a las 24 horas, pero no conociendo quién fue Foucault. O sabiendo que Einstein recibió el Premio Nobel, pero no sabiendo por qué. Al fin y al cabo la ciencia, como la pintura o la literatura, la hacen personas y las personas tienen una riqueza, un contenido. Son espejos en los que mirarnos. ¿Quién no se va a mirar en Pío Baroja o en Cervantes? Pues hay que mirarse también en los científicos. La ciencia es cultura.
P. ¿El sello que quiere imprimir al museo vendrá por ahí?
R. Uno de ellos. Vamos a intentar que no se limite a presentar una colección de aparatos que ejemplifiquen la fenomenología científica. Trataremos de combinar el discurso científico, que parece como muy aséptico, con otros lenguajes, porque las personas somos sensoriales. La ciencia tiene que aprender del arte, que lo ha hecho muy bien: tiene que aprender a trabajar con todas las emociones y las sensaciones del cuerpo y del ser humano.
P. ¿La sociedad es analfabeta científica?
R. No, que va. Sabemos muchas cosas, estamos en la sociedad de la información, tenemos noticias de la ciencia y somos capaces de asimilarlas. Lo que sí creo que podemos tener es un poco de pereza por saber más. Cada vez más estamos esperando a recibir más información sin ir nosotros a descubrirla. Hay que incentivar la curiosidad, el ansia por saber más. Y tenemos que sorprender. El gran reto para los museos [el Kutxaespacio ha recibido a 736.934 personas desde su inauguración hace cinco años] es que los visitantes repitan, como pueden hacerlo en el Guggenheim o en el Prado.
P. Los científicos siempre se quejan de la falta de dinero para investigación y de la fuga de cerebros.
R. Euskadi tiene ahora un nivel tecnológico y científico de excelencia reconocido en Europa, donde se buscan equipos multidisciplinares, cohesionados y multinacionales. Muchos cerebros podrían fugarse a aquí. Por otra parte, creo que se está financiando la ciencia que se debe hacer. Los recursos no por ser escasos son exiguos.
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