El presidente de la CEV exhorta a "cambiar ya" el patrón de crecimiento basado en la construcción

Emilio Ontiveros, catedrático y responsable de Analistas Financieros Internacionales, describió ayer en una jornada empresarial las debilidades del crecimiento de "España, SA" en la última década y vinculó el descenso de la productividad a la eclosión del "mayor boom inmobiliario del mundo". José Vicente González, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), alertó sobre el caso valenciano, "especialmente acusado" a favor del sector inmobiliario y en detrimento de la industria, y sentenció: "Tenemos la obligación de cambiar ya el patrón de crecimiento".

En la jornada organizada por Ainia, el instituto tecnológico de la industria agroalimentaria, Ontiveros comparó la evolución económica de España e Irlanda para situar en su auténtica dimensión la supuesta década prodigiosa de la economía española desde mediados de los noventa. El alza acumulada del PIB español entre 1995 y 2003 fue de un 26,1%, el empleo creció un 20,3% y la productividad, un 5,8%. En Irlanda, un país más pobre que España hace 15 años, el crecimiento acumulado del PIB entre 1995 y 2003 fue del 61%, el empleo creció un 33,6% y la productividad, un 27,3%. ¿Por qué? "Por el uso inteligente de las transferencias europeas en infraestructuras tecnológicas", explicó Ontiveros, "como resultado de un marketing inteligente para atraer inversión directa de grandes multinacionales; gracias a un fuerte inversión en educación, sobre todo en habilidades, que han llevado a Irlanda a una situación de liderazgo tecnológico; gracias a la incorporación de las innovaciones desarrolladas por otros; gracias al uso del inglés; y un impuesto de sociedades muy bajo".

La economía española, mientras, ha sido "una bicicleta estática". "La productividad es la misma que hace diez años, la más baja de la UE", explicó el analista. La construcción y los servicios han generado "empleo barato" y paralelo alza vegetativa de la economía. Pero Ontiveros subrayó como "un hecho la absoluta correlación" entre la inversión en educación, tecnologías e innovación y la mejora de la productividad. "¿Cómo es posible que la octava economía del mundo sobre la báscula tenga el grado de fracaso juvenil en los estudios que arroja España?", se preguntó antes de subrayar que "ocho de los diez nuevos socios de la Unión Europea arrojan mejores índices educativos que España".

Las conclusiones de su discurso fueron demoledoras. "España está retrasada en dotación de conocimiento porque durante 10 años la economía ha estado polarizada por el sector residencial", sentenció. La construcción ha provocado "un desplazamiento de energías" del capital en sus dos vertientes financiera y humana. Y es preceptivo un cambio: "No tenemos que interesarnos por la innovación, tenemos que dar un vuelco radical a la oferta porque acumulamos el mayor déficit comercial del mundo, y no porque crezca la demanda, porque somos un coladero".

José Vicente González asumió como propio el discurso de Ontiveros y trasladó a la Comunidad Valenciana el panorama dibujado por el analista porque "España, SA se reproduce de forma especialmente acusada en la Comunidad Valenciana", dijo. "Impulsado por acción o por omisión por las administraciones públicas", afirmó, "hemos desarrollado un patrón de crecimiento basado en la construcción y los servicios", un modelo que sólo resta productividad. González subrayó la importancia de mantener sobre el 20% la aportación de la industria a la riqueza regional y puso en entredicho la importancia creciente del sector inmobiliario. "El crecimiento de la aportación al PIB del sector de la construcción no tiene la relevancia económica de otros sectores porque responde, en gran medida, al encarecimiento de la materia prima que utiliza, el suelo", explicó, "que se va a acabar antes que el petróleo". El presidente de la patronal provincial reiteró que el alza de precios del suelo redunda en el sector industrial, puesto que "el solar constituye la mayor inversión que debe acometer cualquier nueva industria".

González sugirió: "La innovación ya no es una opción, es como comer, una obligación porque si no innovamos, no podremos competir ni en casa".