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Condenado a tres años de cárcel el cirujano Senderowicz por la muerte de una paciente

El tribunal considera probado que el médico sometió a Débora Catalán a una liposucción

F. Javier Barroso

El cirujano de origen argentino Gerardo Raúl Senderowicz Hendler, de 47 años, fue condenado ayer a tres años de cárcel y cuatro años y medio de inhabilitación para ejercer su profesión. La magistrada sustituta del Juzgado de lo Penal número 21, Mercedes Gutiérrez Suárez, le halla culpable de un delito de homicidio por imprudencia profesional, después de que muriera su paciente Débora Catalán, de 36 años, el 25 de enero de 2002. La sentencia obliga a pagar al facultativo 120.000 euros al padre y a los cinco hermanos de la fallecida en concepto de responsabilidad civil directa.

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La sentencia, de 21 folios, considera probado que el culpado tiene un consultorio en la calle de Maldonado número 59 (distrito de Salamanca), denominado Clínica Internacional de Cirugía Estética de Madrid (Icema). El 25 de enero de 2002 acudió a la consulta Débora Catalán Gutiérrez del Arroyo, bisnieta del pensador Ramón Menéndez Pidal. La paciente fue atendida por Senderowicz para realizarle una intervención de liposucción. "La condujo a una sala que carecía de las necesarias condiciones de asepsia y de los medios materiales y humanos para controlar las constantes del paciente y atender, si fuera necesario, cualquier complicación", mantiene el fallo.

El cirujano le realizó varias infiltraciones de un compuesto de anestésico, cuya composición exacta desconocía. Se trataba de una mezcla tóxica de dos anestésicos rebajados: mepivacaína y lidocaína. Al instante, Catalán comenzó a convulsionar violentamente. El doctor interrumpió la intervención y, junto con su compañera de profesión María Victoria Bonné, comenzó a reanimarla. Después, llamó al teléfono de emergencias del Summa 061. Cuando llegaron los facultativos, la paciente "se encontraba en parada cardiorrespiratoria con cianosis intensa, asistolia y pupilas no reactivas".

"A pesar de ello, los facultativos del Summa realizaron maniobras de reanimación durante 30 minutos, que resultaron infructuosas, dado que la paciente ya había fallecido", resume el fallo.

El informe forense determinó que Catalán murió de una parada cardiorrespiratoria. Descarta el shock anafiláctico, ya que no había en el cadáver las lesiones cutáneas ni el edema de glotis y laringe característicos de esta muerte. "Por todo lo anterior, la causa mediata ha sido el efecto tóxico de la mepivacaína, que pudo haber sido potenciado por la acción de la lidocaína que se encontraba en niveles terapéutica altos-tóxicos moderados", añade el fallo.

La magistrada cree probado que el cirujano pretendía realizar una liposucción (reducción del tejido adiposo a través de pequeñas incisiones en la piel, en la que se introducen cánulas de diferentes calibres). Se basa en varios hechos, entre ellos el suministrar anestésicos, el pintar con rotulador verde la zona que iba a tratar y el hacer una incisión en un muslo para introducir una cánula. A ello une que se requiere la presencia de un anestesiólogo y reanimador. También deberá tener monitorizada a la paciente y contar con los aparatos necesarios para ser utilizados en caso de reanimación.

"Podemos concluir que el acusado, además de pretender realizar una liposucción, lo hacía en lugar inadecuado, con las condiciones inadecuadas y sin los medios precisos para hacer frente a una posible emergencia", añade el fallo. Esta actitud requiere la calificación de "grave" por parte del tribunal, ya que el médico no tomó las precauciones necesarias para atajar eventuales problemas.

La compañía de seguros contratada por Senderowicz (Houston Casualty Company Europe) deberá indemnizar al padre de la fallecida, Diego Catalán Menéndez Pidal, con 70.000 euros y a cada hermano, con 10.000 euros.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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