El presidente de Timor Oriental acusa de golpista al primer ministro
Gusmão dejará hoy la jefatura del Estado si Alkatiri no dimite
La crisis de Timor Oriental alcanzó ayer su momento más grave cuando Xanana Gusmão, presidente de este pequeño país que alcanzó la independencia en 2002, acusó al primer ministro, Mari Alkatiri, de instigar un golpe de Estado y amenazó con dimitir hoy si éste no dimite antes de su cargo. Tras el ultimátum, el jefe del Gobierno declaró: "En un momento tan complejo, una decisión precipitada puede complicar todavía más las cosas".
Kofi Annan, secretario general de la ONU, mostró ayer su "gran decepción" por la crisis que vive el país vecino de Indonesia, que achacó a "una mala gestión" y a "un choque de personalidades". Annan consideró muy probable que la ONU tenga que enviar una "misión reforzada". En relación con el contingente de policías internacionales solicitado por las autoridades, recordó que la decisión compete al Consejo de Seguridad.
Timor Oriental vive un clima de preguerra civil. Una creciente situación de tensión, violencia y crisis institucional desde el 28 de abril, cuando una manifestación de 600 militares apartados del Ejército, según ellos por razones étnicas, acabó a tiros y produjo varios muertos y heridos. Desde entonces, según las cifras de la ONU, más de 35 personas han muerto, 145.000 más han huido de sus casas hacia el campo y centros religiosos de Dili y cientos de viviendas han sido quemadas por bandas de civiles.
La rápida llegada al país de más de 2.000 soldados y policías de Australia, Portugal, Nueva Zelanda y Malaisia rebajó las cotas de violencia, pero la crisis política y la división del país ha ido empeorando día a día.
Ayer, Xanana Gusmão se dirigió durante hora y media a la nación, para confesar que siente "vergüenza por lo que el Estado está haciendo al pueblo", advertir de que está en juego la supervivencia del Estado de derecho y señalar a Mari Alkatiri y a su partido, el Fretilin, como coautores de un "golpe" de Estado que quiere "matar la democracia" inspirándose en "ideas marxistas-leninistas".
Gusmão, líder histórico del Fretilin, acusa a la dirección del partido y al Gobierno de repartir armas entre la población, de haber puesto a las Fuerzas Armadas y la policía a su servicio, de haber usurpado los servicios de información del Estado y de haber comprado votos en el último congreso del partido, celebrado en mayo, en el que Alkatiri fue elegido secretario general con un 97,1% de los sufragios tras una votación a mano alzada. Alkatiri y su partido negaron ayer todas las acusaciones.
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