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Columna
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Un estatuto de órdago

¿Es Madrid una nación como Cataluña?, ¿una nacionalidad histórica como Andalucía, Aragón y Baleares? o ¿tiene carácter nacional como Galicia? La pregunta de marras centra las últimas asambleas del Partido Nacionalista Madrileño, familiarmente conocido como el Panamá. En este partido todo queda en familia porque hasta hoy sus militantes cabían en un taxi, medio de transporte que su modesta economía no suele permitirse, y se sentaban, se siguen sentando, alrededor de una mesa de mus, enfrentados en dos parejas invariables que encarnan las dos corrientes de la formación, los tradicionalistas, don Casto de la Mata y Álvarez, secretario general y doña Susana Gómez Trijueque, vicesecretaria primera y cónyuge del anterior y los renovadores, don Mariano de la Osa Larrondo, vicesecretario segundo y don Martín Cabestrero Ortiz, tesorero. El Panamá, fundado como canal de comunicación de los ciudadanos madrileños en 1986, llegó a contar en sus primeros días con una docena de militantes de cuota y un grupo de simpatizantes, nutrido mayormente por familiares y amigos. Tan prometedores inicios se vieron truncados después del primer congreso del partido que se celebró en el acreditado establecimiento "Casa Melquíades" de El Pardo, salones para bodas, bautizos y convenciones, comuniones hasta que Julián Malanda de la Cruz, "Julito el de los anuncios", joven publicitario que llegó a ocupar la segunda vicepresidencia de la organización convenció al propietario del restaurante para que adecuara la oferta a los tiempos modernos.

De este Julito siguen hablando mucho, sin decir nada bueno, los afiliados del Panamá, que le responsabilizan de la primera escisión del partido, consecuencia precisamente de ese primer congreso. Arribista, oportunista y trepa son las palabras, prácticamente sinónimas, que más utilizan sus ex compañeros para referirse al menda que les dejó en la estacada y abandonó la asamblea con malos modos, sin pagar su parte del banquete e instando a sus seguidores, tres, para que hicieran lo mismo. El Prima, Partido Radical Independiente de Madrid, fundado por el tránsfuga tuvo una vida efímera e intrascendente y se disolvió definitivamente cuando los socialistas madrileños de la Comunidad rechazaron de plano su propuesta para formar coalición con ellos en las siguientes elecciones. Como represalia, Julito y sus colegas se afiliaron al Partido Popular renunciando a sus siglas recién estrenadas y a sus ideales apenas esbozados.

Puede, y debe decirse, que desde aquellos días aciagos el Panamá no levantaba cabeza de la mesa de juego, concentrados sus militantes en los avatares de la partida y echando nostálgicas ojeadas a los amarracos, las fichas, falsas monedas de vil metal grabadas con las iniciales de su formación y estrenadas en la sobremesa de "Casa Melquíades" con sus barajas a juego, única iniciativa, hasta la fecha, de la Secretaría de Propaganda del partido. Hasta la fecha, porque, de unos meses a esta parte, los nacionalistas madrileños, motivados por eventos tan dispares como el Estatuto catalán, los parquímetros, las obras de la M-30, o el deterioro de la Sierra de Guadarrama, han vuelto al ruedo político y reciben el apoyo de al menos siete simpatizantes, que se concentran alrededor de los jugadores, esperando el último órdago para sumarse al debate, un debate que gira estos días sobre la imperiosa necesidad de proponer un Estatuto de Autonomía para la Comunidad de Madrid. La discusión se encuentra aún en su fase inicial, centrada en el artículo primero y definitorio de sus esencias. A las propuestas de otras comunidades: nación, nacionalidad histórica y carácter nacional, los nacionalistas madrileños aportan novedosas matizaciones como la que suscribe don Casto, el secretario general: "Madrid es una unidad nacional con destino en lo universal". Para el sector pragmático del partido, que lidera don Martín el tesorero, más que una definición lo que necesita el Panamá es un buen lema electoral que haga hincapié en lo esencial, en la economía. Don Martín, admirador de Carod Rovira, con el que guarda cierto parecido físico, someterá a votación en la próxima partida su propuesta: "Con Madrid en la cabeza, en el corazón y sobre todo en el bolsillo". ¡Órdago!

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