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"Aquí no llegó la Ilustración"

Los homosexuales de Polonia no salen del armario: apenas unos 500 activistas en un país de 40 millones de habitantes. A la manifestación de la pasada semana acudieron como apoyo centenares de personas de otros países, incluso europarlamentarios y diputados nacionales. Las lesbianas y los gays polacos tienen tan poca seguridad en sí mismos, y están tan sometidos al hosco entorno social, que no es raro encontrar, sobre todo en las zonas rurales, a quienes piensan que lo suyo es enfermedad.

Pero no son de los que peor lo pasan en la región. En Belgrado hubo una concentración en 2001 tan contundentemente disuelta por la policía que no hubo más intentos. Bulgaria y Rumania, con entrada apalabrada en la Unión el próximo enero, no andan muy a la zaga de los serbios. Ni Eslovaquia. Ya en 2003, la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA) alertó de que Polonia no estaba preparada, en cuanto al respeto de derechos fundamentales como el de vivir la propia sexualidad, para entrar en la UE en la fecha prevista de 2004.

Los polacos encuentran afinidades con los bálticos. Estonia acaba de ver partir al embajador holandés por el acoso que sufría al tener como pareja a un cubano de raza negra. "Aquí no ha llegado la Ilustración", ha comentado Rainer Kattel, profesor de la universidad de Tallín. En Letonia se enmendó la Constitución el año pasado para impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo, idea también tanteada en Lituania, donde las manifestaciones son de protesta contra la celebración del Día del Orgullo Gay.

Más suerte tienen checos, húngaros, eslovenos y croatas: son beneficiarios de leyes sobre parejas de hecho, no deben sufrir la prohibición de desfiles y mantienen relaciones fluidas con sus respectivos Gobiernos.

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