Una forzosa espera desde 1936

El 12 de diciembre de este año se cumplen 70 años del hundimiento del submarino republicano C-3, torpedeado por los nazis seis meses después de que estallase la guerra civil. A cuatro millas frente al puerto de Málaga, a unos 60 metros de profundidad, yacen aún los cuerpos de 37 de los 40 tripulantes que perdieron la vida en este ataque, uno de los episodios más desconocidos de la contienda española. Aquella mañana, el C-3, uno de los seis submarinos de esta clase de la Armada española, se acercaba a las costas de Málaga tras cumplir su misión de vigilancia del Estrecho de Gibraltar, paso obligado para el abastecimiento de la República.

Alrededor de las 14.20 de una tarde grisácea, el timonel Asensio Lidón se encontraba en el puente junto a los marineros Isidoro de la Orden, Francisco Fuentes, el capitán del buque, Antonio Arbona, y el capitán de la Marina Mercante, agregado a la dotación del submarino, Agustín García Viñas. Sin causa aparente, pues ninguno oyó explosión alguna, el C-3 se estremeció hundiendo violentamente la proa en el agua. En pocos minutos, sus cerca de 1.000 toneladas se hundieron en las frías aguas sin que los tripulantes pudieran hacer nada por salvarse. Sólo el capitán García Viñas, y los marineros Lidón y De la Orden lograron salvar la vida.

Tras años de ocultamiento durante la dictadura franquista, ahora se sabe que fue un torpedo disparado por el submarino nazi U-34 el que mandó al fondo del mar a los 37 marineros republicano, la mayoría procedentes de Cartagena. Este submarino alemán se hallaba en misión secreta en el Estrecho, tratando de cortar el suministro comunista a la República. Su ataque fue fortuito, al tropezarse en su vuelta a base con el C-3. Un capítulo de la historia que ahora se ha recuperado en los 90 minutos que dura el documental Operación Úrsula, dirigido por el malagueño José Antonio Hergueta (MLK Producciones).

Hergueta se propuso rescatar este episodio del "limbo histórico" en el que se encontraba tras conocer al abogado malagueño Antonio Checa, quien en 1997, mientras pescaba frente al puerto de Málaga, se topó con el pecio del C-3. El tesón de este letrado por resolver este enigma histórico no cejó hasta que en 1998 el Estado Mayor de la Armada autorizó una campaña de rastreo de la zona que finalizó con la detección a unos 60 metros de profundidad del submarino partido en dos.

"El nombre del documental es el de la primera operación que la armada nazi desarrolló en un país extranjero desde la I Guerra Mundial y fue la base de la posterior alianza entre Alemania e Italia con Franco. A mí me llamó mucho la atención esta historia porque es un paradigma de lo que fue la guerra civil, donde la historia se fabricaba según convenía. Franco nunca reconoció el ataque nazi, pese a que ya en 1937 trató de reflotar el C-3 y la República escondió el hecho alegando que el hundimiento se debió a una explosión fortuita en el interior del submarino", cuenta Hergueta.

Así, para ser fiel a lo que realmente ocurrió, el director se ha apoyado en las minuciosas investigaciones que sobre el ataque al C-3 han realizado Checa y el profesor de la Universidad de Norfolk (Virginia) Willard C. Frank.

Coproducido por Canal Sur, con el apoyo de varias instituciones malagueñas, Operación Úrsula, que cuenta con 500.000 euros de presupuesto, ha recreado con técnicas digitales ese trágico día, ha investigado los combates navales en el Estrecho que sirvieron de ensayo para la II Guerra Mundial y las vidas de los tripulantes del submarino español. Un homenaje a las víctimas del ataque y a sus familias, que aún hoy, siete décadas después esperan poder recuperar los restos de sus familiares. Su último intento de reflotar el C-3 fracasó tras denegar el Ministerio de Defensa, bajo el mandato de Federico Trillo, la autorización pertinente.