Los directivos de EADS vendieron acciones antes del anuncio del retraso del A-380
Tras el desplome del miércoles, ayer recuperó los 20 euros al registrar una subida del 6,78%
Un día después del desplome en Bolsa de las acciones del conglomerado aeroespacial EADS, casa madre de Airbus, las revelaciones de la Autoridad de los Mercados Financieros (AMF) de Francia, sobre una importante venta de títulos realizada hace tres meses por un grupo de directivos, dibujan un paisaje inquietante en el seno del grupo industrial que simbolizaba el enorme potencial de la cooperación europea. Las acciones de EADS, que el lunes perdieron más de un cuarto de su valor (26,32%) remontaron ayer tímidamente. Al cierre se cotizaban a 20 euros, tras subir un 6,78%.
En la sede central, Toulouse, la dirección y los sindicatos mantuvieron ayer una reunión de urgencia para analizar las causas y buscar soluciones al enésimo retraso en las entregas del gigante de los aires, el A-380, el episodio que desencadenó el derrumbe, el miércoles, de EADS, que perdió 6.000 millones de euros de capitalización. Oficialmente, el retraso se debe a la necesidad de rediseñar una parte del cableado, en parte por peticiones expresas de clientes, y en general porque el A-380 parece plantear retos nuevos a los ingenieros.
Ayer, sin embargo, empezaba a estar claro que el anuncio del retraso en la entrega de los primeros A-380 a Singapore Airlines no era la única razón del pánico de los inversores, sino la señal que confirmaba otras disfunciones más profundas en el consorcio aeroespacial europeo y, más concretamente, en la estrategia de futuro de Airbus, razón por la que varios directivos, entre ellos el copresidente Noel Forgeard, estaban al corriente de los problemas de Airbus y por ello ejecutaron una paquete importante de sus opciones sobre acciones.
Entre el 8 y el 17 del pasado mes de marzo, Forgeard, tres de sus hijos y los directivos Jussi Itavuori, François Auque y Jean-Paul Gut, vendieron acciones por valor de siete millones de euros, según la información hecha pública ayer por la AMF. Poco después, a principios de abril, los dos principales accionistas privados de EADS, la alemana DaimlerChrysler y la francesa Lagardere, se desprendían cada una del 7% del capital del grupo, en lo que se entendía como el inicio de una retirada progresiva. Arnaud Lagardere, en una entrevista publicada ayer por Le Monde, aseguraba que no estaba en absoluto al corriente del retraso en la entrega de los A-380. DaimlerChrysler, por medio de un comunicado, insistía en lo mismo.
Lagardere explicaba que la decisión de vender el 7% del capital de EADS la había tomado mucho antes, "para equilibrar los activos del grupo", que tiene una parte muy importante de su actividad en el campo de los medios de comunicación. El empresario francés, uno de los personajes más poderosos de Francia, amigo personal del ministro del Interior Nicolas Sarkozy y propietario, entre otras muchas cosas, del diario Le Figaro, describía la situación en EADS como "una crisis mayor" y reconocía que la caída de las acciones no se debía al retraso en las entregas de los A380, sino a la desconfianza de los inversores en que Airbus sea capaz de sacar adelante operaciones demasiado complejas. El departamento de comunicación de EADS mantenía ayer el más absoluto mutismo.
La batalla que precedió a la llegada, hace ahora un año, de Forgeard, antiguo patrón de Airbus, a la presidencia de la casa matriz, uno de cuyos episodios fue el ahora famoso caso Clearstream, que implica al presidente Jacques Chirac y al primer ministro Dominique de Villepin, adquiere ahora una nueva dimensión. Las famosas listas manipuladas de la sociedad bancaria luxemburguesa que manejaba el ahora despedido y procesado vicepresidente de EADS Jean Lois Gergorin, eran el arma de uno de los grupos de poder dentro de EADS contra Forgeard. El primero conservó su puesto y el segundo accedió al poder, aunque tuvo que compartirlo con el alemán Thomas Enders, pese a que Forgeard pretendía romper el pacto que establece la doble presidencia.
En medio de esta durísima batalla interna por el control de EADS, no es de extrañar que los directivos dejaran pasar buena parte de las oportunidades que se abrían en el mercado y tomaran decisiones estratégica equivocadas; la más grave, la decisión de no invertir lo suficiente en la concepción del A350, que ha sido ahora claramente derrotado en los mercados por su competidor el Boeing 787 Dreamliner.
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