_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La carta de las mujeres

En el debate televisivo sobre el Estatuto había seis hombres y ninguna mujer. Todos los representantes políticos eran hombres, también el presentador (Josep Cuní). No sólo las mujeres no estaban, sino que en ningún momento se habló de ellas. Se habló del término nación, de la financiación, de historia. En varias ocasiones se habló de inmigración, pero en ningún momento de la situación de las mujeres. En cambio, la situación de las mujeres catalanas no es buena; de hecho, se está produciendo lo que se conoce como feminización de la pobreza. Las mujeres catalanas sufren distintas formas de maltrato laboral: menor salario, trabajos de nivel inferior y más temporalidad. Además, soportan acoso sexual de sus compañeros de trabajo. Un estudio del Instituto de la Mujer denunciaba recientemente que al menos el 14,9% de las trabajadoras ha sufrido acoso sexual: chistes o comentarios de contenido sexual, gestos o miradas insinuantes, abrazos o besos no deseados, actos sexuales bajo presión de despido. Un dato más lo agrava: en Cataluña, el índice de acoso es más elevado que en el resto del país. En Cataluña está creciendo la prostitución, cada vez se ven más prostitutas jóvenes en las carreteras. En el pasado, Cataluña se veía como una de las comunidades más avanzadas en el terreno social. En cambio, la escasa preocupación política y social sobre las mujeres hace pensar que nos estamos quedando atrás. Los países más avanzados hoy en día son precisamente los que trabajan más por eliminar la discriminación hacia sus ciudadanas.

Pero el nuevo Estatuto representa un avance hacia la igualdad. A diferencia del Estatuto de 1979, la nueva carta se ha puesto al día en políticas de igualdad de oportunidades, tal como indica la Unión Europea. "Las mujeres tienen el derecho a participar en condiciones de igualdad de oportunidades con los hombres en todos los ámbitos públicos y privados", dice el artículo 19. Es, sin duda, un buen comienzo. El nuevo Estatuto también incluye la paridad en las listas electorales. Lo cual no excluye que en el futuro las listas se elaboren en cremallera para evitar que las mujeres queden relegadas a los últimos puestos. A partir de ahora debería haber mecanismos gubernamentales que evalúen el funcionamiento interno de las empresas, es decir, una mayor implicación de la Generalitat para supervisar y sancionar a las firmas. Auditorías periódicas, evaluación de posibles irregularidades en las selecciones de personal, en la diferencia salarial. Deben realizarse códigos de conducta destinados a erradicar los tipos de agresiones laborales que sufren las mujeres.

Los países mediterráneos tenemos poca tradición de compromiso ante las situaciones de abuso y de desigualdad, especialmente hacia las mujeres. El nuevo Estatuto ayudará a crear una cultura más democrática al incluir a las mujeres como iguales. Golda Meir, como otras mujeres poderosas, acostumbraba a decir que para tener éxito, una mujer tiene que ser mucho mejor que un hombre. El objetivo debería ser precisamente que las mujeres no tengan que ser mejores que los hombres. Además, la igualdad no debería ser cosa de partidos de izquierdas o de derechas. Cualquier persona demócrata debería desear una sociedad justa donde las personas, tengan el sexo que tengan, gocen de las mismas oportunidades. En los países con una cultura democrática más desarrollada se trabaja en este sentido desde hace años (Reino Unido, Canadá, Australia, países escandinavos) y las políticas por la igualdad son asumidas por todas las tendencias políticas.

"Los poderes públicos deben garantizar el cumplimiento del principio de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el acceso al empleo, la formación, la promoción profesional, las condiciones de trabajo, incluida la retribución y en todas las demás situaciones, así como garantizar que las mujeres no sean discriminadas por causa de embarazo o maternidad". El artículo 41 marca el principio de una nueva era, en que Cataluña tenga como una de sus prioridades la igualdad.

Cataluña es una de las regiones del mundo con una tasa menor de nacimientos. También este problema es fruto de la falta de políticas de igualdad. Debería haber ayudas para tener hijos y nunca debería penalizarse a las mujeres en las empresas por embarazo y maternidad. Es vergonzoso que las mujeres catalanas aún tengan que esconder su embarazo para no ser despedidas. Esta Cataluña debería ser ya parte del pasado.

Sabemos que para que la igualdad de oportunidades sea una realidad hacen falta más que constituciones o leyes. Es fundamental tener una voluntad real por parte del Gobierno y propiciar un verdadero cambio en la cultura. El nuevo Estatuto da un paso de gigante al incluir las políticas de igualdad.

Además, atiende a las mujeres en el lenguaje que utiliza. Pero a partir de ahora también es importante que las mujeres adquieran mayor peso en la política catalana. Con el Estatuto, aparte de Manuela de Madre, hemos visto a pocas mujeres. Esta irregularidad debería cambiar en la mentalidad de la clase política y de los medios de comunicación. Necesitamos el nuevo Estatuto para garantizar esta serie de cambios culturales, independientemente del partido o la coalición que gobierne, para así poder continuar profundizando en nuestra aún joven democracia.

Irene Boada es periodista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_