Políticos, intelectuales y empresarios arropan la iniciativa de 'Estatut, jo sí'

La plataforma ciudadana Estatut, jo sí reunió ayer a unas 300 personas en el Auditorio de Barcelona para apoyar el voto afirmativo en el referéndum del próximo domingo. El evento congregó en el mismo escenario a personalidades destacadas de la generación de la Guerra Civil y la posguerra, junto a jóvenes que han vivido bajo el Estatuto de 1979. Numerosos políticos, desde el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, hasta el ex presidente Jordi Pujol estuvieron presentes en el acto, aunque no tuvieron voz: el protagonismo se reservó a representantes de la sociedad civil.

Aunque coparon las primeras filas de asientos, los políticos se abstuvieron ayer de hacer comentario alguno. El primer secretario del PSC, José Montilla, fue de los últimos en llegar y ocupó asiento entre Jordi Pujol y la esposa de Pasqual Maragall, Diana Garrigosa. Estático, casi inmóvil, Montilla no tuvo mucha conversación en los instantes previos al acto: mientras Maragall departía con su mujer, Pujol hacía lo propio con el consejero de Economía, Antoni Castells.

Los saludos, más o menos afectuosos, entre los representantes de los partidos que defienden el sí al Estatuto -Partit dels Socialistes, Convergència i Unió e Iniciativa per Catalunya Verds- se sucedieron. En el Auditorio, cercano a la plaza de les Glòries estaban, entre otros, los socialistas Manuela de Madre y Miquel Iceta, los nacionalistas Felip Puig y Josep Antoni Duran i Lleida, o el vicepresidente de Iniciativa per Catalunya, Jordi Guillot.

La presentadora del acto explicó que, pese a las diferencias ideológicas y profesionales de los asistentes, todos comparten "un deseo común": que el domingo, el nuevo Estatuto sea refrendado por una amplia mayoría de los ciudadanos de Cataluña.

Para mostrar cómo han cambiado las cosas en los más de 25 años que han transcurrido desde que se aprobó el Estatuto vigente, los organizadores quisieron dar al acto un toque intergeneracional. Una a una, cinco destacadas personalidades de la sociedad catalana de la época de la dictadura subieron al escenario: el escritor y poeta Joan Colomines; la hija de Manuel Carrasco Formiguera, Rosa Maria; el médico Moisès Broggi; la ex presidenta de la asociación de presos políticos, Maria Salvo, y el artista Carles Fontseré. Cinco jóvenes, con distintas ocupaciones e intereses, les acompañaron. Algunos de los mayores, golpeados por la edad, tuvieron que apoyarse para caminar en los firmes brazos de las nuevas generaciones.

Fontseré destapó una cortina roja y mostró a los asistentes -una muestra de las más de 1.600 personas que se han adherido al manifiesto de la plataforma- el cartel que ha diseñado a favor del sí al Estatuto. Fue el momento de mayor carga emocional de un acto en el que, brevemente, también intervinieron los dos principales impulsores de Estatut, jo sí: la directora del Gran Teatro del Liceo, Rosa Cullell, y el profesor de Historia de la Universidad de Barcelona Agustí Colomines. "Decimos un sí con orgullo, que nos abre muchas puertas. Instalarse en la cultura del no sería un error", resaltó Colomines.

Para repasar las mejoras que, a su juicio, ofrece el nuevo Estatuto respecto al actual, ocho personas de distintos ámbitos de la sociedad catalana subieron al escenario. El Premio de Honor de las Letras Catalanas 2006, el historiador Josep Termes, sustuvo que votará sí porque el texto es "el mejor posible", tiene en cuenta "elementos simbólicos esenciales" y reconoce la igualdad jurídica entre el catalán y el castellano. Para la abogada Mercè Claramunt, el articulado supone "el reconocimiento del papel de las mujeres" y otorga "más derechos de ciudadanía". Para la empresaria Helena Guardans, lo importante es que el Estatuto supondrá "más infraestructuras", mientras que la actriz Marta Angelat se quedó con el artículo 22, sobre "derechos y deberes en el ámbito cultural". A cada cual, lo suyo.