Casi un tercio de los ataques considerados epilépticos no lo son
Si el afectado no mantiene los ojos abiertos, el ataque es de origen psicológico
Hasta un 30% de las personas a las que se diagnostica epilepsia en realidad no padecen la enfermedad. Sufren ataques psicológicos no epilépticos, los llamados ataques psicogénicos, que están provocados por afecciones psicológicas y no por una actividad eléctrica anormal del cerebro que provoque episodios de epilepsia. Debido a que esos ataques no epilépticos son similares a los epilépticos, pueden ser difíciles de diagnosticar. Tres nuevos estudios publicados en la edición del 13 de junio de 2006 de Neurology, la revista de la Academia Estadounidense de Neurología, pueden contribuir a facilitar ese diagnóstico diferencial.
"La necesidad de un diagnóstico preciso temprano es crucial", afirma el neurólogo Selim Benbadis, de la Universidad de Florida del Sur en Tampa (Estados Unidos), que ha escrito un editorial que acompaña a los estudios. "Ahora mismo transcurre un promedio de siete a nueve años desde el momento en que alguien sufre los primeros ataques hasta que se le diagnostican correctamente como ataques psicológicos no epilépticos. Durante ese tiempo, se les administra medicación para la epilepsia que no trata su problema, y se someten a repetidas pruebas: pagan un alto precio físico, social y económico".
Llegar al diagnóstico correcto tarda ahora una media de siete años desde el primer ataque
Los pacientes mal diagnosticados reciben durante años fármacos que no necesitan
En el más sencillo de los tres estudios, unos investigadores evaluaron vídeos de 208 personas con ataques. Los autores de la investigación descubrieron que 50 de un total de 52 pacientes con ataques psicológicos no epilépticos cerraban los ojos durante los ataques, mientras que 152 de 156 personas con ataques epilépticos los abrían durante esos episodios. "Debemos confirmar esos resultados, pero podrían orientarnos hacia el diagnóstico apropiado desde el principio", señala el autor del estudio, el neurólogo Steve S. Chung. "Los familiares pueden describir con precisión si un paciente tiene los ojos abiertos o cerrados durante un ataque de este tipo".
El segundo estudio comparó a 26 personas cuyos ataques psicológicos no epilépticos comenzaron cuando tenían 55 años o más con 241 personas cuyos ataques no epilépticos aparecieron cuando tenían menos de 55 años. Los investigadores descubrieron que los pacientes que comenzaron a sufrir ataques epilépticos a una edad avanzada tenían más posibilidades de ser varones (un 42% frente a un 23%) y padecer problemas de salud graves (un 42% y un 8%, respectivamente).
El grupo con una aparición tardía de los ataques de apariencia epiléptica tenía más posibilidades de manifestar experiencias traumáticas relacionadas con la salud (un 47% comparado con un 4%) y menos probabilidades de tener un historial de abusos sexuales (un 4% y un 32%).
"Nuestros hallazgos indican que el desarrollo de una enfermedad física grave, sobre todo si ha infundido terror en el paciente, puede ser un factor desencadenante importante de ataques no epilépticos en un subgrupo de individuos", observa el autor del estudio, Rod Duncan, neurólogo del Servicio Regional Escocés de Epilepsia en Glasgow (Reino Unido).
El tercer estudio evaluó a 18 personas atendidas en servicios de urgencias por ataques continuos, o status epilepticus, que no respondían a la medicación para la epilepsia. En comparación con quienes sufrían ataques epilépticos, los que atravesaban episodios no epilépticos tenían más posibilidades de ser menores de 30 años, de que se les implantara un sistema para la administración de medicamentos intravenosos y de presentar unos niveles sanguíneos más reducidos de la enzima creatina quinasa, que normalmente aumentan después de un ataque epiléptico.
"Esas características pueden ayudar a encauzar al médico de urgencias hacia el diagnóstico correcto, lo cual es esencial en esos casos, ya que los medicamentos pueden provocar complicaciones graves si en realidad no se trata de un ataque de epilepsia", afirma el autor del estudio y neurólogo Martin Holtkamp, de la Universidad de Medicina Charité de Berlín (Alemania).
"Sin embargo", añade, "es necesario un diagnóstico inmediato, aunque a menudo no hay tiempo para acceder a lecturas de encefalogramas y al historial detallado del paciente".
En opinión del neurólogo Selim Benbadis, "las banderas rojas izadas por esos estudios suponen una importante contribución para que exista una mayor conciencia sobre el diagnóstico de los ataques psicológicos no epilépticos cuando se traten episodios que no respondan a la medicación".
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