Berga ya huele a Patum
La ciudad vive el preludio de la fiesta con la celebración de los 250 años del Àliga, uno de sus signos
A partir de mañana, las calles de Berga quedarán invadidas por las maces y volverá el olor a pólvora con el passacarrers (pasacalle). Ayer ya se vivió un preludio de la Patum con la celebración de los 250 años del Àliga, uno de los símbolos del bestiario de la fiesta. Unas 50 personas se relevaron para subir a hombros al animal, de 70 kilos, hasta el santuario de Queralt, en total unos cuatro kilómetros de pronunciada ascensión.
Berga se sumerge en una fiesta que vivirá una edición entre la celebración de la declaración como patrimonio de la humanidad y el dolor las heridas abiertas en la sociedad bergadana tras el asesinato del joven Josep Maria Isanta en la pasada edición de la Patum. Durante un año, el Departamento de Interior de la Generalitat ha estado trabajando para llegar a la presente edición de la Patum con más seguridad en la calle y más tranquilidad entre la población, un objetivo que en estos momentos parece próximo.
Tras la muerte de Josep Maria Isanta el año pasado, se ha reforzado la seguridad
Tras el asesinato se produjo una detención masiva de los que podían considerarse s autores de la agresión, de la mortal y de otras que se habían producido en los momentos previos. Hace un par de meses, los Mossos d'Esquadra completaron una operación contra el tráfico de droga en Berga que acabó con la detención de diversas personas del denominado clan de los Catoños, una familia alrededor de la cual parece organizarse un submundo de delincuencia. Algunos miembros de la misma familia ya estaban detenidos por la agresión a Isanta. En lo judicial, se ha celebrado el juicio a ocho menores implicados, pero aún no hay sentencia. El caso de los mayores de edad, los nueve que desde el pasado mayo están en prisión, aún no tiene fecha fijada para la vista.
Pero la acción policial y judicial ha ido acompañada de otras medidas. La primera, el diálogo. Los Mossos; la misma consejera de Interior, Montserrat Tura, y el alcalde, el socialista Ramon Camps -pese a recibir críticas-, han intentado contribuir a mejorar la relación con la sociedad, extremo que admite la plataforma ciudadana de apoyo a los afectados (Plataforma per la Convivència en el Berguedà).
Berga parece dispuesta a superar, sin olvidar, los incidentes de la madrugada del 28 de mayo del año pasado. Cuando ayer el Àliga de cartón piedra llegó al santuario de Queralt, una monumental águila real sobrevoló el cielo de Berga como sumándose a la fiesta. Bergabusca toda la colaboración para que la fiesta vuelva a los cauces de la celebración popular que siempre ha sido y que le ha valido el reconocimiento de ser Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Unesco.
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