Ruta para 'entendidos'

Son las cinco de la tarde. El calor azota las calles de Sevilla y, a pesar de ello, el centro de la ciudad está en ebullición. En una terraza, perteneciente a la cafetería Alfalfa 10, están Miguel Azcárate y Javier Grillo, una pareja que "entiende" -que es la forma de decir en argot que es homosexual- y que conoce lo sevillano tanto como lo extranjero.

Ambos regentan la empresa Passion Tour, que organiza rutas turísticas por Sevilla. Grillo es, además, el coordinador de la guía editada por el Consorcio de Turismo del Ayuntamiento sevillano para gays y lesbianas. "Con esta publicación pretendemos desmitificar los guetos homosexuales. Queríamos que fuese lo más normal posible. Es una guía más, pero orientada a un público gay y gayfriendly", explica Grillo. "El Consorcio nos apoyó porque el homosexual es un segmento turístico muy a tener en cuenta", añade.

"Lo que pretendemos es desmitificar los guetos homosexuales, que la guía sea normal"

Esta pareja se conoció en Sevilla en 1994 y, desde entonces, no se ha separado. Azcárate, de 48 años y nacido en San Sebastián, conoció a Grillo en Sevilla y, tras el "flechazo", lo dejó todo para irse a vivir con su novio, de 37. "Me fui de una ciudad bonita para instalarme en otra igualmente bella", afirma Azcárate, que es economista y gestiona su sociedad. Javier Grillo, que es técnico en empresas turísticas, es el que lleva a los visitantes de un lado a otro de la ciudad, mostrándoles, no sólo los monumentos, sino las anécdotas que se esconden tras ellos, y los comercios más "chic" de los barrios emblemáticos. Y se nota. Es él quien toma las riendas de la tarde de calor e inicia en primera fila la ruta "rosa".

"Empezaremos por las tiendas de la Alfalfa, que están muy bien, pues esta zona es una de las más gays de Sevilla, con la Alameda", afirma mientras entra en Zizú, un negocio de ropa deportiva en el que encuentra dos sugerentes camisetas en las que se lee: "chico malo" y "libre y fácil". En esta tienda, además de ropa vanguardista y deportiva, se pueden encontrar algunas de las más conocidas revistas de última moda gay, como Shangai o Clone.

Cerca de allí, se encuentra la peluquería de Pepe Cruz. "Es el barbero gay de Sevilla", adelanta el guía antes de entrar en el local en el que, además de un sofá y un perro de raza Terrier, está el peluquero con una clienta. "Hola Pi", saluda Grillo, que se adelanta y le da dos besos en las mejillas. Frente al establecimiento, se encuentra uno de los gimnasios más conocidos en las zonas de "ambiente" de la ciudad, el Adonis. "Mucha gente llama preguntando si es un gimnasio gay. Hay un alto porcentaje de homosexuales, pero también viene gente heterosexual", explica el encargado de la sala deportiva, mientras recibe a Miguel Azcárate, uno de sus clientes habituales.

De camino hacia la Encarnación, la pareja topa con la puerta de su oficina, un local colorido y "kirch" en el que hay "toys" y guías turísticas por doquier. Para ellos, vivir y trabajar son cuestiones de buen gusto: "No queríamos caer en la vulgaridad, pretendíamos hacer algo creativo", apunta Grillo sobre la guía, aunque este comentario podría aplicarse también a su estilo de vida. Javier viste impecablemente con unos pantalones rojos de Valentino, un cinturón violeta de Vitorio y Luchino, un jersey italiano de mezclas y unos zapatos abotinados color crema. Su compañero, ataviado con un toque más casual, lleva una camiseta de la tienda Flamenco Cool, en la que pone: "Dios salve a las dragqueens".

Sobre Sevilla, ambos tienen claro que, aunque la ciudad es tradicional, también es "sensible" y respetuosa. En la guía aparecen muchos locales. "No todos son gays. Están los que han querido aparecer". Entre los hoteles, por ejemplo, la mayoría son los habituales, aunque hay uno "para gays".

El guía propone ver los escaparates de lo que él llama "el cuadrilátero de la moda sevillana", ubicado en la Plaza Nueva y en el que se encuentran firmas como Loewe, Agua de Sevilla, Max Mara o Vitorio y Luchino. No obstante, para en un negocio "outlet" de marcas caras, Campillo, y en la tienda de Cuqui Castellanos, donde además de perfumes y productos de baño para pieles insensibles a los precios, como la línea de jabones Tocca; hay zapatos de Prada y Mark Jacobs y objetos decorativos de toda índole. Javier Grillo elige un muñeco de color rojo para su despacho.

Pero más allá de la moda, Sevilla esconde muchos tesoros. Uno de estos pequeños cofres es la tienda de delicatessen ubicada en la calle Regina. En Botellas y Latas hay vinos, quesos, chacinas y exquisitos bombones de higos, entre otros manjares de la tierra y de fuera. A Javier le encanta el lugar, pero para cenar, elige su restaurante favorito, Cacho; para merendar, la chocolatería Occumare y, para tomar un aperitivo, el clásico bar Laredo de la calle Sierpes, donde uno se puede sentar "para ver y para que le vean".

En la calle Amor de Dios la pareja choca con Luis Yanguas, un DJ con barba y con los brazos tatuados, propietario, junto a su pareja, de El Hombre y el Oso, uno de los locales eminentemente gays de la guía. "En la noche sevillana hay de todo y para todos. Y es lo que hemos querido reflejar, pero con estilo", explica el coordinador de la guía, en la que aparece un joven vestido de romano con el torso desnudo. "Es la fiesta romana del Ítaca, una de las más conocidas de Sevilla", aclara.

El recorrido no se olvida de la historia. Grillo propone husmear por la calle San Luis, para cruzar desde la Macarena hasta Santa Catalina por la ruta gótico-mudéjar. "Pasaremos también por el bulevar de los anticuarios, en la calle Acetres, para ver la placa del Ocnos de Luis Cernuda, un escritor exiliado por la homofobia de su época". Y así, Javier Grillo puede continuar y no parar en su propuesta: una ruta hecha por alguien que "entiende", para los que "entienden" y para muchos más.

Occumare. Carmen, 11. Ítaca: Amor de Dios, 31. Gimnasio Adonis. Don Alonso El Sabio, 7. Campillo. Rosario, 9. Zizú. Plaza de la Pescadería, s/n. Pepecruz Peluqueros. Don Alonso el Sabio, 10. Flamenco Cool. Amor de Dios, 14. Cacho. Capitán Vigueras, 21.