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APUNTES

El camino hacia la universidad de los gitanos

Los alumnos calós valencianos crecen, pero a un ritmo mucho más lento que el resto de la sociedad

Paco Heredia tiene 19 años. Gitano, vive en Valencia, en un círculo de relaciones en el que los estudios superiores no son -ni mucho menos- lo más habitual. Pero va a terminar el bachiller y quiere empezar Derecho. "Conozco a un gitano de Bétera que ya la está acabando", dice. "Así, cuando la termine yo, podré tener a alguien cercano para que me oriente". "Sin que la familia te apoye, el estudio en la universidad sería imposible", piensa Paco. "Me animan mucho en el instituto, y eso ayuda bastante", insiste. "Antes, la salida era la venta ambulante". O eso, o montar una asociación, algo también sobreexplotado. Pero el mercado ahora está muy mal. "Por eso", reflexiona, "las familias quieren el estudio para los hijos, aunque sea una cosa a largo plazo", dice, "porque más a largo plazo es no tener nada", cree.

Las pocas estadísticas hablan de unos 23 titulados en todo el territorio valenciano

El caso de Paco, hace años, hubiera sido un episodio bastante más extraño, algo quizá más relacionado con matrimonios mixtos de clase media o media alta y con familias que tuvieran relaciones bien establecidas con ambos mundos (payo y gitano). Sin embargo, ahora, no es raro que familias gitanas diferentes entre sí -aunque sobre todo las jóvenes, las que ellas mismas han tenido formación escolar en algún grado- consideren la posibilidad de los estudios superiores para sus hijos como necesidad laboral, y hasta como un signo de cierto prestigio. Parece que los tiempos en que eran símbolo de apayamiento pueden desaparecer. Gracias, en parte, a la existencia pública de gitanos que han seguido reconociéndose como tales después del paso universitario.

En el ámbito valenciano, el caso pionero es el de Ricardo Borrull, maestro de 50 años, diplomado en 1977. "En la Universidad me sentía una flor exótica", recuerda, "no era racismo, sino otra cosa, y aún pasa". Y está la soledad. La universitaria, y la del ambiente gitano. "Me sentía distinto en ambos mundos; pasabas por algo enriquecedor, cierto, pero era confuso". Ricardo, como otros después, encontró un camino en el que, en vez de renunciar a su cultura familiar, sumó a ella lo que había aprendido. Y al revés, porque ejerce de maestro de educación intercultural en el centro de formación de profesores de Torrent. "La progresión de estudiantes universitarios es un hecho; yo tengo un ahijado, Clemente, que estudia ingeniería". Pero el ambiente familiar puede ser un verdadero problema, ya que las cifras de analfabetismo aún son brutales, y engloban a un tercio de la población adulta. Sin embargo, "hay mayor estabilidad económica en nuestras familias, y eso permite que los hijos se dediquen a estudiar y que disminuya cualquier desconfianza social contra el estudio", añade. También en aquello que afecta a las mujeres. Hay gitanos varones que se asustan frente a la idea de emparejarse con una chica con estudios, pero eso no ha impedido que ellas compongan la mitad de la población estudiantil universitaria gitana.

Cifras que, pese a que crecen, aún son minúsculas. A falta de estadísticas oficiales, apreciaciones de trabajadores de la Fundación Secretariado General Gitano apuntan hacia unos siete gitanos de Castellón ya con carrera hecha, unos diez en Valencia y unos seis en Alicante. En el curso actual, la cifra de universitarios sería de 7 en Alicante, y de otros 10 en Valencia, sin tener cifras de Castellón. Todo esto aumentaría -se estima- añadiendo a los llamados gitanos invisibles, calós que estudian pero que no han sido reconocidos públicamente como tales, bien porque no lo han dicho, bien porque no se les conoce. "Las cifras son tristes, sí", dice Paco Escudero, diplomado en Relaciones Laborales de Castellón, "pero hay esperanzas, ya no hay apenas jóvenes que piensen en dedicarse a la venta ambulante, sino que todos aspiran a trabajos normalizados, a alguna formación". "La Universidad no es la panacea", reflexiona Paco, "pero lo importante es que los gitanos sepan que tienen la posibilidad de formar parte de ella".

Tempo lento. De igual modo opina Amara Borrull, hermana de Ricardo, también diplomada en Trabajo Social: "Este camino se hace caminando, aunque suene tópico". "Nuestro tempo puede ser lento, pero cuando avanza, es para siempre", asegura. Josefa Santiago, a su vez, que está estudiando ahora Trabajo Social en Alicante, piensa que "por regla general, las críticas" a las que como ella estudian "son muy positivas". "La mayor preocupación respecto a mi pueblo yo la tengo puesta en la ESO", opina, "que es donde fracasa el sistema educativo y donde se abandona". "Para trabajar en el ámbito universitario, antes se debe trabajar esto", insiste.

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En este sentido Ana Jiménez, gitana antropóloga y profesora de la Universidad Jaume I de Castellón, opina que "si se desea un sistema verdaderamente democrático, y una universidad que lo represente, hay que acabar primero con las abundantes escuelas gueto en las que se aparta a los gitanos, los inmigrantes y los sin recursos, porque en este drama abusivo está la base de todo".

De modo paralelo, Joaquín López Bustamante, miembro de la Comisión de Educación del Plan Nacional de Desarrollo del Pueblo Gitano, indica que "la intervención debería hacerse también sobre los adultos, con escuelas para mayores llevadas con profesores gitanos, algo que pueda relacionar a los padres del futuro universitario con el estudio". López Bustamante, que ha sido profesor de cultura gitana en un máster de la Universidad Pontificia de Salamanca, indica que en toda España, "aunque debe haber muchos más, se habla de entre 500 y 1.000 estudiantes universitarios calós". Piensa que con la creación del Consejo Estatal del Pueblo Gitano -organismo consultivo del gobierno central que se prevé ultimado para este mes de junio; en algunas autonomías, como la valenciana, ya se ha hablado de crear organismos similares- algunas cuestiones claves se atenderán más de cerca.

Mientras, como incentivo, quedan las becas a alumnos de estudios superiores que vehicula el Secretariado Gitano, y las referencias vagas a lo importante que es la universidad de la mayoría de asociaciones.

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