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Entrevista:MOHAMED DAHIRI | Coordinador del Área Social de Córdoba

"La televisión y los retornados potencian la inmigración"

Manuel Planelles

Mohamed Dahiri (Beni Mellal, Marruecos, 1968) reside en España desde 1991. Ha estado ligado al mundo universitario prácticamente desde su llegada. Hasta 2005 fue profesor de Lengua Árabe en la Universidad de Córdoba. Ha desarrollado una labor de investigación sobre el fenómeno de las migraciones. Hace un año, el Ayuntamiento de Córdoba lo fichó como coordinador del Área Social. Esta semana ha presentado su Plan de Inmigración, el primero municipal que se realiza en Andalucía y que persigue la integración de los extranjeros.

Pregunta. ¿El mayor reto al que se enfrentan las administraciones ante el fenómeno de la inmigración es el de la integración?

Respuesta. En España y Andalucía la inmigración es un fenómeno todavía nuevo y no muy amplio, sólo hay dos millones y medio de personas extranjeras en todo el país, algo que no es nada en comparación con otros estados del entorno. Creo que hay que avanzar más en la integración, pero al ser un fenómeno nuevo aquí lo que más preocupa al inmigrante es la documentación. Y los que ya la tienen están centrados en reagrupar a sus familiares. De momento, su pelea diaria es la obtención de papeles, seguida de la integración laboral. Pero es cierto que se tiene que ir avanzando en la integración cultural, para evitar que se llegue a los mal llamados choques entre culturas, que no son tales, lo que hay al final es choque de ignorancias porque las culturas no chocan.

"El empobrecimiento de las tres cuartas partes del planeta es la causa última de la inmigración"
"Los gobiernos facilitan la salida de los jóvenes porque son una bomba que puede explotar"

P. ¿Cómo se puede evitar ese choque?

R. Para evitarlo hay que trabajar más la convivencia desde la interculturalidad. Hasta ahora, se han desarrollado dos modelos: el asimilista a la francesa y el multicultural holandés o británico. El francés ha mostrado su fracaso con las protestas de los barrios marginales de los últimos meses. Ha sido un fenómeno curioso porque los que protestaban no eran inmigrantes. Ellos jamás habían visitado los países de sus padres, que sí fueron inmigrantes. ¿Cómo hijos de Francia odian a Francia? La razón es que el modelo ha intentado convertirlos en nuevos franceses sólo con las obligaciones, pero sin otorgar los derechos. Tampoco el modelo multicultural a la holandesa o a la inglesa ha funcionado. En Holanda es peor que en Francia. Hay declaraciones muy duras que siembran odio y miedo. España tiene que apostar por la interculturalidad y no porque sea una moda. España de por sí es intercultural. No todos los que conviven en esta España tienen la misma forma de ver la vida, ni piensan igual, ni rezan al mismo dios. Pero hay que trabajar el modelo más para meter a los nuevos ciudadanos que están llegando. Si ha funcionado la convivencia entre las 17 diferentes regiones con su historia, pasado, folclore y forma de hablar, ¿por qué no incluimos a los nuevos ciudadanos? Además, este modelo español ya lo conocen los que emigran aquí.

P. ¿Cómo lo conocen?

R. Llama la atención el fenómeno de las parabólicas empezando por el Norte de África y llegando al África subsahariana. La mayoría de personas no ven sus televisiones locales, porque no se interesan por sus asuntos y sus problemas. Ven que son televisiones de las casas presidenciales y de los palacios. La mayoría está conectada a las televisiones de Occidente. Por ejemplo, muchísimos de los chavales detenidos en pateras y en cayucos van con camisetas de algún equipo de fútbol español. Además, llegan conociendo la historia y la geografía de España.

P. ¿Pero la imagen que ofrecen los canales de Occidente no puede confundir a los inmigrantes sobre lo que les espera al llegar?

R. Sí, es cierto. Hay dos factores que potencian la emigración allí: la televisión y el inmigrante retornado que vuelve con un buen coche. Pero esa no es la causa última de la inmigración. Es algo más profundo: el empobrecimiento de las tres cuartas partes del planeta. La falta de la toma en serio de la cooperación al desarrollo. Además, las dictaduras que gobiernan en los países del llamado tercer mundo son apoyadas por países de Occidente. Podemos seguir con el resto de las tres des (dictadura, desarrollo y explosión demográfica). Esas son las causas profundas, pero si a estos factores se le añade que los 2.600 millones de jóvenes en paro en los países del tercer mundo están viendo todo el día las televisiones de Occidente en las que te dicen que es fácil ganarse la vida, que con participar en un juego puedes ganar tres millones de euros, claro que ellos ven una salida aquí. A esto se le suma el fenómeno de los retornados. Cuando un joven ve que después de un año un vecino regresa con un buen coche y un buen traje, pero no sabe las condiciones en las que vive y trabaja, piensa que también puede ir él. En el Norte de África tres de cada cuatro chavales piensan emigrar a Europa.

P. ¿Y qué papel juegan los gobernantes de los países de salida?

R. Es una inversión muy rentable. Los gobiernos nunca se han preocupado por ellos, los tienen viviendo en aldeas abandonadas, la mayoría de ellos nunca ha pisado un colegio. Son una bomba que puede explotar para los gobiernos cuando llegan a cierta edad. Y en vez de tenerlos manifestándose en las puertas de los parlamentos, facilitan su salida. Es una inversión rentable porque, además de quitárselos de en medio, al año ya están mandando divisas y le quitan una carga al Estado, ya que asumen la responsabilidad de sus familiares en el país de origen.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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