El entusiasmo contagioso de los ochenta

Dice Juan Cueto, en el volumen Cultura y ocio III, que mañana presenta EL PAÍS, que en el mundo de la cultura democrática no hubo transición. Este álbum cuenta la aventura cultural de un país de la Europa del Sur que decidió ser atropelladamente normal al margen de "unos políticos lentorros y de unos consejos de administración que lograron atravesar el virgo democrático sin correrse de sitio (seguían siendo los mismos consejeros y los mismos consejos) a pesar de que soplaban muy rentables vientos de popa: los vientos pop que siempre genera la sociedad de consumo de masas".

El entusiasmo contagioso de finales de los setenta y principios de los ochenta se resume, a juicio de Cueto, en dos imágenes: "Recuperar a toda pastilla la memoria prohibida, sin discusiones, consensos ni transiciones, y al mismo tiempo el desenfrenado apetito generalizado y generacionalmente transversal de conectarnos por fin, y por esa vía rápida que es la vida nocturna, con las últimas modernidades culturales y artísticas de un globo que entonces ya empezaba a funcionar online y que todavía no implicaba ni globalización capitalista ni pensamiento único".

El volumen de la colección La Mirada del Tiempo arranca con una simbólica fotografía en blanco y negro y a doble página del escritor Salvador de Madariaga, el 2 de mayo de 1976, ingresando en la Real Academia Española 40 años después de ser elegido miembro de la institución, el 20 de mayo de 1936, y no llegar a ocupar el sillón a causa de la guerra y el exilio. En la siguiente fotografía que incluye el libro se ve una imagen del actor José Luis Gómez en una escena de la película Pascual Duarte, del director Ricardo Franco.