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Cuatro afganos empleados por una ONG mueren en una emboscada

Cuatro empleados -tres mujeres y un hombre- de una organización humanitaria alemana murieron ayer en una emboscada de la insurgencia en el norte de Afganistán. Las tres mujeres y el chófer de la ONG ActionAid viajaban por la provincia norteña de Yowzyan cuando su vehículo fue tiroteado por unos desconocidos que les dispararon desde motocicletas, a la altura del distrito de Mingayik. Los atacantes lograron escapar.

La policía, que ha abierto una investigación, acusa a los talibanes del ataque, pero, hasta ahora, los seguidores del mulá Omar habían operado preferentemente en el sur del país, mientras que el norte, poblado principalmente por las minorías tayika y uzbeka se había mantenido relativamente alejado de la violencia. Una persona que decía hablar en nombre de los talibanes telefoneó el lunes a la cadena británica BBC en Kabul para advertir de ataques en el norte del país.

ActionAid trabaja en zonas remotas de Afganistán para mejorar la salud básica de los ciudadanos. A principios de mayo, dos empleados afganos de Unicef murieron cuando su coche fue atacado por un misil cerca de Herat, en el oeste.

Mientras, en Kabul, el nuevo Ejército afgano patrulló ayer por primera vez por las calles de la ciudad para calmar la furia desatada contra las tropas de EE UU, uno de cuyos camiones golpeó cuando supuestamente intentaba frenar a varios coches aparcados y después chocó con varios coches ocupados y mató a cinco personas. Esto desencadenó la mayor revuelta contra EE UU vivida hasta ahora en Afganistán, en la que al menos siete personas perdieron la vida.

Aunque la fuerte presencia militar restableció el orden en Kabul, la rabia sigue dominando a la población por el comportamiento de las tropas norteamericanas al producirse el accidente. "Sólo se preocupan de su propia seguridad. No se interesan más que por ellos mismos

[soldados estadounidenses]", afirmó Abdul Karim, un kabulí de 28 años, que también arremetió contra los delincuentes que convirtieron la protesta en una revuelta.

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Hay una gran desilusión entre los afganos porque la ayuda internacional de miles de millones de euros no ha conseguido hasta el momento mejorar el nivel de vida.

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