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Las marcas del riesgo y el entusiasmo

José Andrés Rojo

"Cuando se convocó la primera edición del premio de novela Lengua de Trapo, Borja Delclaux me mandó un libro casi pidiendo perdón, como si fuera impublicable. Fue el título ganador". Pote Huerta recordó así al escritor recientemente fallecido, un viejo amigo de sus tiempos de adolescencia y juventud. La obra de Delclaux se titulaba Picatostes y otros textos, y con ella arrancó el premio que convocaba una joven editorial que hace más de una década se lanzaba al mundo de los libros con mucho entusiasmo y dispuesta a asumir todos los riesgos.

"Aquel libro estaba lleno de ironía, tenía sentido del humor, un poco de erudición y mucha ternura, era ambiciosa literariamente pero al mismo tiempo muy poco pretenciosa". Pote Huerta comentó que creía que ésas eran precisamente las señas de identidad de Lengua de Trapo, las que andaba buscando cuando se metió en esta aventura. Ayer por la tarde, en la Feria, además de la invisible presencia de Borja Delclaux, de quien se presentó su última novela, El hijo de Gutenberg, otros autores del joven sello hablaron de sus libros. Y confirmaron que la voluntad de romper moldes, la heterodoxia, la variedad de puntos de vista y la riqueza de registros se han convertido en marca de la casa.

Pepe Monteserín habló de dos nuevos títulos. Uno, que trata del honor y de las prisas (Matómelo Dumas) y La conferencia, "la primera novela que gana un premio de ensayo", dijo, en la que la exigencia de tener que dictar una lección maestra cambia la vida del protagonista en los reducidos días en que tiene que prepararla. El cubano Ronaldo Menéndez dijo que escribió Las bestias en un estado "obsesivo y febril" y que en ella intentó hablar de situaciones extrañas y confusas con absoluta naturalidad. Se quejó de que se leyera la literatura cubana con los prejuicios políticos habituales, siempre buscando si existe compromiso u oposición al régimen. El bilbaíno Iban Zaldúa reconoció que procede de la tradición fantástica pero que, en un momento dado, descubrió que se sentía obligado a hablar de aquello que su cuadrilla llama "la cosa", es decir, el conflicto vasco. El resultado de su reto es Mentiras, mentiras, mentiras, un libro de relatos que publicó en euskera en 2000 y que él mismo ha traducido para Lengua de Trapo.

Otra editorial en la misma línea, Páginas de Espuma, presentó ayer el libro del peruano Fernando Iwasaki Helarte de amar y otras historias de ciencia-fricción. Entre las señas de identidad de Páginas de Espuma están esos rasgos imprescindibles para los que empiezan: entusiasmo y capacidad de riesgo.

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.
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