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Dos desaparecidos en el naufragio de un barco cementero en Canarias

El resto de la tripulación, otras nueve personas, fue rescatado

Los nueve supervivientes del naufragio de un buque carguero hundido el jueves en aguas de Canarias con 1.700 toneladas de cemento narraron a los médicos que "vieron cómo sus dos compañeros quedaban atrapados y se hundían con el barco". Los servicios de rescate mantenían desplegado hasta anoche un amplio operativo de embarcaciones, aviones y helicópteros para intentar localizar a los dos desaparecidos.

El carguero Portland, de 82,17 metros de eslora y 12,12 de manga, se hundió a las cuatro de la tarde del pasado jueves, cuando apenas había cubierto un tercio de su ruta entre las islas de Tenerife y Gran Canaria, después de recibir el embate de olas de seis metros y vientos de 40 nudos (72 kilómetros por hora). De sus 11 tripulantes -cuatro egipcios, seis ucranios y un rumano-, de entre 19 y 56 años, que navegaban en Canarias desde enero, nueve fueron rescatados 19 horas después del naufragio, y dos permanecían anoche desaparecidos.

Según sus primeros testimonios, los marineros cayeron al agua y, al momento, surgieron del fondo del mar dos balsas neumáticas, que se inflaron. El suceso ocurrió en pocos segundos, lo que impidió alertar por radio. La baliza, que se activa automáticamente en casos similares, tampoco funcionó. El buque se hundió a más de 2.000 metros de profundidad. Nadie lo echó en falta el jueves, hasta que la consignataria Naranjo y Castro advirtió que no había llegado al puerto de Las Palmas, a medianoche. Salvamento activó una alerta por radio a todos los navíos que estaban en la ruta, pero no desplegó los helicópteros, aviones y embarcaciones hasta el amanecer.

El primer vuelo del Helimer Canarias, en su ruta desde Maspalomas (Gran Canaria) hasta Abona (Tenerife) localizó dos balsas neumáticas redondas y cubiertas con una lona, en el suroeste de Tenerife, a más de 70 kilómetros de distancia del hundimiento. "La fuerza del viento y las olas los arrastraron durante la noche a una velocidad de vértigo", reconoció a este periódico Antonio Padrón, capitán Marítimo de Santa Cruz de Tenerife.

En una operación de manual repetida decenas de veces, el pesado helicóptero ruso se posó en la vertical de las balsas, a unos 15 metros de altura, y, desafiando vientos de 20 nudos (36 kilómetros por hora) y olas de 4 metros, activó la polea, descendió un rescatador y subió en el cable de acero a los nueve marineros, uno a uno, informó María Dolores Setién, de Salvamento Marítimo. De ahí partieron a la dársena de Santa Cruz, desde donde los médicos del Servicio Canario de la Salud los atendieron y evacuaron a Hospiten Rambla, el centro sanitario contratado por la consignataria. Ocho tripulantes fueron dados de alta en la misma tarde con golpes, magulladuras y luxaciones, mientras el noveno era intervenido en una mano.

Padrón confirmó que el Portland fue retenido en puerto hace apenas un mes por deficiencias en un bote salvavidas, el generador de emergencias y la bomba contraincendios, todas ellas reparadas y "sin conexión aparente" con la tragedia de este jueves. A la espera de los resultados de los interrogatorios, Padrón avanzó como probable causa del siniestro "la pérdida de estabilidad de la nave". Volcó sobre uno de sus costados empujado por la pesada carga.

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